La manada de Castelldefels se hunde ante la jueza: cabeza gacha, miedo y vergüenza
Unas grabaciones que ha conseguido El Confidencial demuestran que la valentía de la Manada de Castelldefels ha desaparecido
La Manada de Castelldefels ante la jueza: cabeza agachada, caras tapadas y miedo a la cárcel
La manada de Castelldefels: WhatsApp y audios desvelan la doble cara de los presuntos agresores sexuales
Sabíamos el relato de las víctimas, la gravedad de las acusaciones. Violación en grupo a jóvenes con baja autoestima con las que contactaban en webs y aplicaciones de citas. Bueno, pues ahora se ve cómo, asustados, los miembros de la manada de Castelldefels trataron de exculparse al escuchar a la Fiscalía. Unas grabaciones que ha conseguido El Confidencial.
Agachan la cabeza, se tapan la cara y le levantan nerviosos. Y escuchan que irán a prisión acusados de cometer dos agresiones sexuales. Sus gestos demuestran que ya no estamos ante estos jóvenes valientes en sus chats, donde humillaban a las chicas con las que habían tenido relaciones sexuales. No. Ahora intentan defenderse de ir a la carcel, algo que reconocen, no pensaban cuando tenían sexo con chicas bebidas en grupo,
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Su argumento, que no hacían nada que las chicas no quisieran hacer en ningun momento. Respecto a sus propios vídeos, que demuestran su catadura moral, la negativa. Se dicen burradas, sí, reconocen, pero no son verdad. Las chicas que les acusan mantienen sus versiones de los hechos.
La realidad es que los audios que compartían en su grupo de wasap ilustrado con una foto de la manada de Pamplona los delatan. Y aunque ellos intentan excusarse las declaraciones de las dos víctimas fueron contundentes . Los cinco, presuntos agresores de la Manada de Casteldefels están en prisión a la espera de juicio.
Preocupados por el disgusto a sus madres
El vaciado de los móviles del grupo destapó su insensibilidad hacia al sexo contrario y a la vez la devoción que casi todos sentían por sus madres, según desveló La Vanguardia. Telefoneaban a casa desde comisaría con frases como "soy inocente, mamá". Confesaban estar al borde del “desmayo”, con “ardores de estómago, mareos, ansiedad y dificultad para comer y dormir” por el “disgusto” que podían dar a sus madres (“imagínate si se entera”). Eran los mismos que grababan, cosificaban y vejaban a las mujeres con frases como: “Yo a esa no la toco ni con un palo o un puntero láser”, "Hay que subir el listón de las invitadas a nuestras fiestas”; “Es una gorda con tetas como serpientes”, “Pesa 100 kilos" “Cuando vaya bien borracha y cachonda es tu momento”. Este machismo parece que se resquebraja ahora cuando tienen que ver cara a cara a una de sus víctimas en los juzgados.
Todos tenían pareja menos uno
De los cinco amigos que están detenidos, solo uno de ellos no tenía pareja. El resto tenían novia, un trabajo estable y provenían de familias estructuradas. Tienen edades comprendidas entre los 30 y los 35 años. Cuando se acostaban con chicas tenían la costumbre de borrar toda prueba de sus teléfonos para que sus parejas no supieran nada. Cuando el K-Team se entera de que una de las chicas los ha denunciado el tono de sus conversaciones cambia y empiezan a acusarse entre ellos mientras cada uno defiende su inocencia por separado. Ya no son tan valientes.
Cuando comienzan a ser investigados por la policía, pasaron de estar orgullosos y de presumir de lo que les han hecho a las víctimas a estar asustados: "Esto no es ninguna broma, que me han metido en un p... despacho y me han tenido ahí con un montón de gente y me han puesto la cabeza como un bombo. Y vais a ir todos. Vais a pasar todos". Y así fue. Ante la jueza la Manada no fue tan fiera.