Polémica, un año más, por disfrazar a dos parejas de palomos con motivo de la fiesta de la Candelaria en Alcalá La Real, Jaén.
Grupos animalistas denuncian maltrato a estas aves, sometidas al estrés del ruido y la música, ancladas en lo alto del paso que recorre las calles y la tela que se les pega al pelaje.
Según ha informado Pacma en un comunicado, estaban "atadas a los tablones y vestidas con emulaciones de atuendos religiosos pegados con pegamento". Al hilo, ha aludido a las imágenes tomadas por la Asociación Protectora Fuerza Animal y difundidas por la citada formación, "desatando una ola de críticas negativas por el trato dado a los animales".
Pacma ha afirmado que los animales "padecen altas dosis de estrés después, antes y durante el acto", por lo que "pueden tener secuelas de salud posteriores, además de las complicaciones derivadas del uso de pegamento en su plumaje".
Muchas de las aves usadas mueren
"Las aves son muy sensibles. Muchas mueren a causa del impacto sonoro tras estruendos, disparos o la propia pirotecnia, el tamborileo constante puede causarles problemas cardíacos derivados de la ansiedad, y, si a ello sumamos la presencia de cientos de personas a su alrededor mientras están atadas, tendremos una situación de maltrato en toda regla", ha manifestado el presidente del partido, Javier Luna.
En Alcalá la Real cuando llega La Candelaria todos en el pueblo se hacen la misma pregunta, "¿de qué irán los palomitos?"
De viejitos, de futbolistas o de mantilla y penitente ya los han disfrazado. Cada año, disfraz y salida en procesión, esta es una tradición cuestionada que denuncian los animalistas.
Mientras, los vecinos defienden que a los animales se les cuida y se les trata con cuidado, pero hay quien reclama que es hora de reinventarse y dejar a los palomos en paz.