La Audiencia Nacional atribuye a Yasin Kanza, –identificado como el autor de los ataques en varias iglesias de Algeciras, donde hirió gravemente a un párroco y mató a un sacristán–, hechos que pueden ser constitutivos de un delito de asesinato y lesiones con fines terroristas. Atendiendo a lo solicitado por la Policía, el juez Joaquín Gadea ha prorrogado hasta el lunes su detención, recordando que debe ser puesto a disposición judicial antes de las 19:30 de ese día.
A este respecto, el magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción Número 6 argumenta que desde la provisionalidad de este momento inicial de las actuaciones y antes de resolver sobre su situación personal con las necesarias garantías hay que practicar una serie de diligencias que no pueden realizarse en el periodo inicial de detención de 72 horas, accediendo así a la petición de la Policía Nacional.
En este sentido, Yasin Kanza ha sido trasladado a dependencias de la Comisaría General de Información en Madrid, donde desde este viernes proseguirán las diligencias de investigación antes de su puesta a disposición del juez de la Audiencia Nacional, según han confirmado fuentes policiales.
En el auto en el que autorizó el registro en su vivienda, del cual se hace eco Europa Press, el juez considera que los hechos que se le atribuyen pueden ser constitutivos de un delito de asesinato y lesiones con instrumento peligroso con fines terroristas, relacionando la acción con el salafismo yihadista al concluir que con ella pretendía "alterar la paz pública mediante la ejecución de actos de terror, lo que habría podido motivar la actuación criminal".
Decretando además el secreto de las actuaciones durante un mes, además el magistrado indica que la Policía Nacional le entregó este miércoles un primer oficio en el que hacía un repaso de lo ocurrido desde que el detenido entró en la Iglesia de San Isidro con intenciones que "se desconocen".
En su recorrido, en el que desató el pánico de todos los que fueron testigos de sus actos, entró primero en esa parroquia, muy próxima a domicilio, donde inició una discusión con los presentes, "manifestando a los feligreses de forma vehemente que la única religión que hay que seguir es la religión islámica".
Fue ese su primer aviso porque, tras ser expulsado y abandonar el lugar “profiriendo mensajes en árabe cuyo contenido se desconoce", volvió armado a las 19:40.
En ese momento, como recoge el escrito, los fieles que estaban dentro pudieron escuchar "cómo alguien ubicado en el exterior de la iglesia profiere gritos en árabe".
"Una vez finaliza la misa el sacerdote encargado de la misma baja del púlpito para comprobar lo que estaba ocurriendo, instante en el que el investigado portando en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita agrede al sacerdote causándole lesiones de gran gravedad.
Además, recoge el auto, también intentó “atacar a uno de los testigos allí presente”.
Ahora, el sacerdote, el salesiano Antonio Rodríguez Lucena, se encuentra fuera de todo peligro y ha dado “gracias a Dios” mientras espera que pueda recibir pronto el alta.
El ataque de Yasin Kanza en Algeciras, no obstante, no quedó ahí, porque después se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de La Palma, tal como aparece explicado en el relato policial asumido por el juez.
Ubicada a unos 200 metros del otro templo, el atacante se encontró allí al sacristán, Diego Valencia, muy querido en la zona, al que asesinaría cuando abandonaba el lugar por una puerta trasera.
En ese momento, recoge el auto, el detenido inicia varias acometidas sobre el sacristán, causándole unas primeras lesiones. Este último, entonces, intentó huir, pero finalmente fue alcanzado en la calle.
"Una vez que se encuentra en el centro de esa plaza es alcanzado por el atacante quien una vez que le tiene en el suelo, sujeta la catana con ambas manos y, alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe entre las que se escucha la palabra "allah", le asesta una última estocada mortal", añade el magistrado.
Tras esto, con una “de forma muy tranquila”, expresa el juez, –coincidiendo con lo dicho por varios testigos que recalcaban precisamente su “tranquilidad absoluta”–, Yasin Kanza se dirige a la ermita Europa, "ubicada en esa misma plaza, e intenta acceder al interior". Allí, "sin prestar resistencia", fue detenido por agentes de la Policía Local y trasladado a un centro médico para recibir asistencia facultativa, "instante en el que en reiteradas ocasiones profiere gritos de Allahu akbar [Alá es grande]".
Momentos antes de su detención, y justo después de asesinar al sacristán, algunos testigos le grabaron alardeando de lo que acababa de hacer, mostrando su arma, regocijándose.