El psicólogo Hilario Garrudo lleva 30 años recorriendo colegios e institutos de España para enseñar a evitar que los conflictos entre adolescentes se conviertan en violencia, un desafío que ahora es exponencial con las redes sociales.
Garrudo, que este curso lleva su método a las aulas de Salamanca, considera que "se sigue actuando tarde" para atajar el acoso escolar: "A partir de cuarto de la ESO y bachiller, cuando las conductas violentas están instauradas, cuesta más cambiar hábitos".
Por eso su "Abordaje de la violencia entre iguales" se imparte desde sexto de primaria hasta tercero de la ESO, una etapa donde "aún se puede intervenir de manera preventiva" con herramientas como la empatía y la denominada escucha activa.
La principal forma de violencia entre adolescentes es "la psicológica y la de exclusión", cuando "lo que más necesita un adolescente es sentirse incluido en su grupo de iguales", ha explicado a EFE el psicólogo clínico, reconocido por la Federación Española de Municipios y Provincias por su trabajo en Vizcaya.
La pandemia del covid-19 "ha precipitado" la violencia entre adolescentes que ya se observaba, y el "uso abusivo" de las redes sociales sin acompañamiento representa un reto colosal porque "el acoso en las redes queda para siempre, se siente permanente".
Una de las tendencias ahora es regalar teléfonos inteligentes, smartphones, por la comunión de los niños, que suele hacerse en España entre los 7 y los 10 años, a pesar de que "todos los organismos internacionales de protección de la infancia piden que no tengan acceso libre a un dispositivo antes de los 13 o 14".
"No se ha educado a los padres en un uso responsable de las nuevas tecnologías ni del acceso a contenidos. No se trata de demonizarlas, sino de enseñar su uso responsable", ha señalado Garrudo, que ya ha comenzado a trabajar con alumnos de Salamanca en su programa con el Ayuntamiento.
Y ha añadido: "Desde el Colegio de Psicólogos hemos pedido al profesorado de primaria que no les pongan tareas que haya que hacer con una tableta, porque ese tiempo en las pantallas es ya de por sí problemático". Al tener que hacer también sus deberes en una pantalla, los niños y adolescentes crean (o ahondan en) ese hábito, y pueden además "acceder a webs no recomendables".
Una de las redes sociales "donde más se excluye" es en el WhatsApp y en sus grupos. "Se está usando, por ejemplo, para engañar a alguien sobre una quedada o para difundir bulos y rumores", ha indicado el psicólogo.
En el acoso escolar hay tres actores principales: el agresor, la víctima y lo que Garrudo denomina "espectadores". Uno de los grandes problemas en estos contextos es que "la gente observa el acoso y no lo denuncia".
"Si en un grupo una persona ejerce violencia y nadie dice nada, la estamos legitimando. Es el grupo el que tiene el poder, es mucho más referente lo que venga del grupo de iguales que lo que venga de un adulto", ha explicado.
Por eso en sus talleres se esfuerza en dar herramientas a aquellos que contemplan el acoso, para que "tengan la suficiente capacidad de ser solidarios y salir en defensa de la víctima", algo complejo por el "miedo a que el acosador la tome con ellos".
La formación, que este curso recibirán 35 aulas de 13 centros de Salamanca, se detiene también en lo que muchas veces es el primer obstáculo para frenar el acoso: "identificar situaciones, como una broma repetida, que pueden no parecer lesivas pero lo son".
El objetivo de llevar este curso a las aulas es que "esas actitudes no deriven en conductas violentas, tanto físicas como psicológicas", indicó la concejala de Familia e Igualdad de Oportunidades, Ana Suárez, en su visita esta semana al IES Vaguada de la Palma, uno de los centros donde Garrudo impartirá sus talleres.