"Me levanto por la mañana y lo primero que veo es el vaho salir de mi boca. Me pongo un jersey, luego otro y el albornoz. Calcetines y zapatillas. Tiene que pasar un rato para coger fuerzas e ir al baño. Eso es lo peor. Llevamos unas semanas muy malas, y lo que viene puede ser peor, pero hay que elegir o pagas el alquiler y la comida o pagas la calefacción, todo no se puede", explica Cristina, viuda de 61 años que vive con su hijo de 27 en Barcelona.
"Por un lado, en Barcelona no hace el frío de otras ciudades, pero la humedad se mete por el cuerpo, los huesos... y no puedes soportarlo", dice esta mujer en medio de un ataque de tos. "Perdona, es que llevo más de dos meses con esta bronquitis que no consigo que se me pase. Creo que el frío que estamos pasando no ayuda a que se me quite, es más, creo que va a peor".
Cristina tenía una escuela de interpretación, entre la pandemia y que su marido cayó enfermo tuvo que cerrarla. Al final, la enfermedad de su marido se agravó y falleció. Desde ese momento las cosas no han ido muy bien. Ellos vivían al día y pasar el duelo no ha ayudado. Así que, entre su hijo y ella buscaron ayuda. Cristina cobra la pensión mínima de 400 euros, su hijo trabaja muy pocas horas y cobra unos 200 euros al mes, pero tienen que pagar una hipoteca de unos 500 euros, comida, luz y calefacción. "No da para todo. Ya llevamos dos años sin poner la calefacción. Nos hemos acostumbrado a vivir con una pequeña estufa que nos acompaña a cualquier sitio. Mi hijo lleva el gorro hasta en casa". Ahora, gracias a la Fundación Luz Solidaria, ha conseguido que le den el bono social para cubrir esos gastos, pero los usa básicamente para pagar el incremento de luz. "La verdad es que al principio no sabíamos que se podía pedir el bono, cuando no lo necesitas, lo sabes. Cuando murió mi marido empezamos a informarnos pero cuando mandábamos un papel, se caducaba otro, así que, llegó el verano y lo dejamos pasar. Fue una amiga quien me puso en contacto con la Fundación y gracias a ellos hace un mes que nos lo han dado. Estoy segura que esta semana de frío pondré la calefacción unas horas, pero no quiero abusar".
La situación de Cristina no es excepcional. El 14 % de los españoles no puede mantener en su hogar una temperatura adecuada, según los Indicadores de la Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética. Una temperatura adecuada según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es mantener el hogar entre 18 y 22 grados. La casa de Cristina está entre los 10 y los 14 casi todas las mañanas. "La semana pasada hacía más frío dentro de casa que fuera y no quiero pensar en esta. Estamos deseando que llegue la primavera". A Cristina le encantan las visitas, dice que el calor humano sube la temperatura. Por eso, siempre le dice a su hijo que venga a casa con sus amigos. "El otro día, uno de ellos alucinaba con el frío que hacía". Otro de los problemas de Cristina son las ventanas. Son antiguas y nota que el frío entra por cada rendija y el calor se escapa de inmediato. "El día que pongo la calefacción intento poner trapos por las ventanas para mantener el calor lo máximo posible".
"La pobreza energética es una epidemia silenciosa. Muy pocos cuentan que no pueden pagar la luz, pero son muchos, cada vez más", asegura Isabel Jiménez, presidenta de la Fundación Luz Solidaria. Las cifras de la pobreza energética en España hablan por sí solas. Cada 74 minutos muere una persona a causa de la pobreza energética, esto son 7.100 personas al año, según datos de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA). Al menos 2,6 millones de familias sufren pobreza energética según datos de la Fundación Funcas y Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas y actualmente, sólo 1,5 millones de hogares tienen acceso al bono social según el Ministerio de Transición Ecológica.
La subida abrupta del precio de la luz y el gas, han complicado aún más la situación de muchas familias que, una vez más, no pueden estar calientes en su propio hogar. "Con la colaboración de asociaciones y fundaciones estamos atendiendo a los casos más complicados: familias monoparentales con niños pequeños, hogares con personas con discapacidad o enfermedades graves y personas mayores que viven solas… Pero el perfil de la pobreza energética es muy amplio, nos encontramos con hogares con ingresos considerados medios que también están en el límite. Son hogares que no ponen la calefacción porque no pueden afrontar el pago de la factura de la luz. Muchas familias han pasado de pagar 60/70 € a superar importes de más de 200 €. En algunos casos se les ha triplicado", explica Jiménez.
Desde la Fundación Luz Solidaria, denuncian que tres de cada diez hogares españoles desconocen que existe el bono social, además es una ayuda que solo se puede pedir por internet y que solo ocho de las casi 400 eléctricas que hay en España pueden dar suministro con bono social a consumidores. "Es más, de los 310 millones del bono social en 2022, sólo 200.000 euros llegaron a los consumidores vulnerables en riesgo de exclusión social. Representa sólo un 0,07 %. Al final nos encontramos que los colectivos más vulnerables y que están fuera del sistema no tienen los medios para llegar a las ayudas. Tenemos que facilitar esta tarea porque nos hemos encontrado casos que han solicitado el bono, se lo han denegado y al pedirlo nosotros sí se lo han otorgado. Somos especialistas en el sector de la energía y por eso queremos ayudar y crear una red de colaboración. Hay ayudas que no se gastan principalmente, por desconocimiento. "Hay personas que no va a las entrevistas de trabajo porque no se pueden duchar, al final se entra en un bucle del que es muy difícil salir", dice Jiménez.
Cristina y su hijo pasan estas noches de frío "los dos juntitos en el sofá" bien abrigados, con un par de mantas encima, viendo la tele y con la pequeña estufa. "Por suerte, no gasta mucho". Lo peor son las noches porque durante el día, al final, van y vienen, quedarse en casa sentada no es una opción. "No podría con ello, me hubiera congelado". Cristina se pasa el día haciendo cuentas. "Compro dos manzanas y dos peras. Nada de filete, esta semana pasta y lentejas. Tienes que estar fijándote en todo. No poder pagar la calefacción es muy duro, pero si todo sube hay que optar", concluye Cristina en medio de otro ataque de tos.