Ni el frío, ni el mal tiempo parecen asustar a Mario. Este niño de seis años vive en los montes asturianos y ya tiene muy claro lo que quiere ser de mayor: ganadero.
Mario Coviella tiene seis años. “Y quiero ser ganadero" dice sin dudarlo. Lo tiene claro desde siempre. "Cuando yo era pequeñín, cuando tenía un mes, venía y me gustaban las vacas".
Sus amigos quieren ser policías; él, cuidar de sus animales: "Caballos, cabras, ovejas, vacas, gallinas". A ellos dedica su tiempo libre: "Desayuno, después me preparo para ir al colegio, vuelvo, voy a casa a comer, duermo la siesta y después aquí".
Bien equipado, con "un mono y unas botas". No hay tarea que se le resista. "Con las vacas, hay que echarlas de comer y limpiarlas. A mí, lo que más me gusta es ordeñar. ¿Por qué? Porque me gusta la leche”.
Sus padres tienen una ganadería en la localidad asturiana de Nava. El relevo generacional está asegurado. Francisco J. Coviella, el padre, afirma que "todo lo que haces delante de él, todo aprende. Él para delante, miedo nunca".
Capaz de enseñar cuándo se puede ordeñar una vaca: "Cuando tenga cuatro años. Cuando tenga cuatro ya se puede ordeñar”.
Como vuelve a insistir categóricamente, "quiero ser ganadero para siempre". Lo de Mario es verdadera vocación.