El caso de Esther López, una mujer de 35 años muerta de forma violenta la madrugada del 13 de enero en Traspinedo (Valladolid), sigue empantanado, un año después, entre informes periciales sin que ninguno de los tres sospechosos esté aún acusado por su muerte. Su cuerpo fue encontrado el 5 de febrero de 2022, 24 días después de su presunto asesinato en una cuneta a 200 metros de donde fue vista por última vez.
Los investigadores de la Guardia Civil han tenido a lo largo de estos doce meses bajo vigilancia a tres amigos de la víctima: Óscar S., de 38 años y copropietario de una agencia de viajes), Lucio Carlos G. conocido como Carolo, de 42 años y camarero de profesión, y Ramón G. 'el manitas', de 48 años, él único de los tres que fue detenido durante cinco días antes de encontrarse el cuerpo de Esther
A pesar de la múltiples pruebas periciales practicadas hasta el momento, nada parece apuntar de forma clara hacía ninguno de estos tres investigados. La Guardia Civil se ha centrado especialmente en Óscar, la última persona que estuvo con Esther y la última que la habría visto con vida. Sobre él también pesan las innumerables contradicciones acumuladas en sus cuatro versiones sobre lo ocurrido aquella madrugada a las afueras de Traspinedo, un pueblo de Valladolid de unos mil vecinos y en el que viven sus padres.
Las sospechas sobre Ramón G. 'el manitas', un conocido traficante de droga dedicado al menudeo, se han ido diluyendo poco a poco ya que, a pesar de haber sido el único detenido y encarcelado por la muerte de Esther López, los registros que realizaron los investigadores en su vivienda y su vehículo fueron negativos. Finalmente fue liberado.
Lo que se sabe por el momento es es que la tarde del 12 de enero, Óscar y Carolo coincidieron con Esther en dos locales, pub James Dean y El Castillo. Los tres abandonaron este local al borde de las dos y media de la madrugada del 13 de enero en el Volkswagen T-Roc de color gris propiedad del primero.
Tras dar unas vueltas se pararon a fumar y en el aparcamiento de La Maña, Carolo se bajó para irse a su casa mientras que Óscar y Esther que quedaron en el vehículo. Esa fue la última vez que vio con vida a su amiga. La versión de Carolo ante la Guardia Civil ha sido corroborada por su familia y su dispositivo móvil.
Óscar asegura que habría dejado a la joven en un área de servicio en torno a las tres de la madrugada, pero los datos de geolocalización de su móvil demuestran actividad a pesar de haber afirmado en una de sus cuatro versiones que se fue a dormir.
Los forenses sitúan la muerte de Esther durante la madrugada-mañana del 13 de enero. La autopsia determinó que habría sido atropellada por la espalda a baja velocidad con un coche alto, un todoterreno como el de Óscar. La muerte de Esther se habría producido horas después de este golpe "hubo supervivencia desde la producción de las mismas y el fallecimiento" lo que derivó en una hemorragia interna que le fue debilitando y que, junto a los cinco grados bajo cero de aquella madrugada y las elevadas dosis de alcohol y cocaína que tenía en su cuerpo, desembocaron en un shock hipovolémico. Según los forenses si Esther hubiese sido auxiliado, habría sobrevivido al atropello.
Todo parece apuntar que el cadáver fue trasladado desde el punto de su muerte al lugar en que apareció 24 días después. Propietarios de fincas próximas afirmaron haber pasado por ese punto en varias ocasiones, pero nunca viento nada. Tampoco senderistas habituales por ese paraje afirman que se trata de una vía muy transitada por ellos y que jamás observaron nada.
Los testigos del hallazgo afirmaron que Esther estaba vestida con la misma ropa con la que desapareció el 13 de enero ya que llevaba un abrigo de borreguillo marrón. Además, parecía como si la hubiesen depositado con cuidado sobre la tierra, boca abajo.