Las grandes ciudades llevan al ser humano a una vorágine de egoísmo en la que el tiempo es oro. Esto también se refleja en el supermercado, donde en muchas ocasiones los compradores se desesperan si alguien va mas lento de la que ellos esperan. Por ello, una cadena de supermercado de Países Bajos, Jumbo, ha creado una línea de cajas lentas. Con esta bonita iniciativa quieren acabar con estas situaciones y luchar contra la soledad. Sobre todo la de los ancianos, que en ocasiones lo único que buscan es charlar.
El número de suicidios se dispara, el presupuesto público en salud mental es insuficiente. A veces con un pequeño gesto es suficiente para sacar una sonrisa. Los ancianos, son uno de los grupos generacionales que más sufre la soledad. Es por ellos, que la cadena holandesa Jumbo ha abierto un plan, que cada vez se está ampliando a más establecimientos, para combatir contra ese sentimiento y conseguir que sus clientes se sientan acompañados si lo necesitan.
Son precisamente los consumidores quien elige este tipo de cajas más lentas, en las que no tienen el agobio de tener que empaquetar sus productos rápidamente o en las que pueden quedarse charlando durante un tiempo con el cajero o la cajera sin que nadie les mire mal. Para aquel que lo desee existen aquellas que van más deprisa o las de autocobro.
Las 'kletcassas', con el nombre que se las conoce en Holanda, se han convertido en el instrumento perfecto para muchos de combatir la soledad y que buscan tener una conversación con alguien. Jumbo está adscrito en la Coalición Nacional contra la Soledad, iniciativa del Ministerio de Sanidad, Bienestar y Deporte de Holanda, un país donde la mitad de los mayores de 75 años confiesa sentirse solo.
Por ahora, en España esta medida todavía no ha llegado, aunque muchos la desearían. Por ello, son muchas las personas que se alejan de las grandes superficies y acuden a los negocios locales para adquirir sus productos. Aseguran que allí encuentran un trato más cercano, en el que pueden expresarse libremente y tener una pequeña conversación con alguien para desahogarse de sus problemas. "Nos contamos nuestras cosas, yo les cuento mis cosas, si me he peleado con mi marido", bromeaba la dependienta de una pescadería de barrio, quien asegura que tiene un gran trato con sus clientes, muchos durante largos años. "Nos conocemos de toda la vida, porque llevo en el barrio desde el año 1986", afirma una compradora