Una de las víctimas de la manada de Castelldefels ha vuelto a declarar hoy en el juicio. Se atrevió a denunciar al ver que no superaba los hechos que le ocurrieron en 2021 cuando, según su testimonio, fue violada en grupo en un cuarto en el que estaba manteniendo relaciones con un joven. Los audios y WhatsApp de la manada de Castelldefels muestran la doble clara de un grupo acusado ahora de agresión sexual grupal. Preocupados por sus madres, aterrorizados ante lo que se les presenta. Los acusados formaban parte de un chat denominado K-Team Niña Time donde estaban 14 personas y presumían de mantener estas relaciones sexuales grupales, aunque en sus declaraciones judiciales argumentaron que siempre eran consentidas.
Los hechos investigados se remontan a 2021. Cinco jóvenes citaban a sus víctimas a través de aplicaciones de citas, las llevaban a pisos y en el interior donde abusaban de ellas, según la denuncia. Los 5 se encuentran en prisión preventiva. Entre las pruebas en contra de los acusados se encuentran audios en los que se les escucha presumir de tener relaciones sexuales en grupo y poder elegir a sus víctimas.
El juzgado número 5 de Gavà tiene por el momento tres denuncias, aunque dado el modus operandi de esta manada podrían ser más. Tres chicas que, después de ser invitadas a fiestas privadas, aprovechando que los locales de ocio estaban cerrados por las restricciones de la covid durante el año 2021, fueron atacadas sexualmente en grupo por parte de los hombres que forman parte de este canal K-TEAM.
La chica, en declaraciones desveladas por El Programa de Ana Rosa, ha señalado: "Quedamos para hacer una fiesta en la casa del muchacho que yo conocí, donde iba a haber chicas, chicos... yo estaba en la habitación con uno de ellos manteniendo relacione sexuales, entró el cabecilla de todo y ahí es cuándo se empezó a hacer todo esto sin mi consentimiento, sin ni siquiera utilizar métodos de protección, sin preservativo, nada... Eso lo grabaron, me lo enseñaron y yo les pedí que acabara todo, que lo borraran, pero no sé si lo borraron o no". La defensa de esta denominada Manada de Castelldefels, según ha desvelado OK Diario, ha puesto encima de la mesa un mensaje de voz en el que se escucha a la víctima diciendo que quería tener sexo.
El vaciado de los móviles del grupo ha destapado su insensibilidad hacia al sexo contrario y a la vez la devoción que casi todos sentían por sus madres, según ha desvelado La Vanguardia. Según señala este medio, telefoneaban a casa desde comisaría con frases como "soy inocente, mamá". Confesaban estar al borde del “desmayo”, con “ardores de estómago, mareos, ansiedad y dificultad para comer y dormir” por el “disgusto” que podían dar a sus madres (“imagínate si se entera”). Eran los mismos que grababan, cosificaban y vejaban a las mujeres con frases como: “Yo a esa no la toco ni con un palo o un puntero láser”, "Hay que subir el listón de las invitadas a nuestras fiestas”; “Es una gorda con tetas como serpientes”, “Pesa 100 kilos" “Cuando vaya bien borracha y cachonda es tu momento”. Este machismo parece que se resquebraja ahora cuando tienen que ver cara a cara a una de sus víctimas en los juzgados.
De los cinco amigos que están detenidos, solo uno de ellos no tenía pareja. El resto tenían novia, un trabajo estable y provenían de familias estructuradas. Tienen edades comprendidas entre los 30 y los 35 años. Cuando se acostaban con chicas tenían la costumbre de borrar toda prueba de sus teléfonos para que sus parejas no supieran nada. Cuando el K-Team se entera de que una de las chicas los ha denunciado el tono de sus conversaciones cambia y empiezan a acusarse entre ellos mientras cada uno defiende su inocencia por separado. Ya no son tan valientes.
Hoy, en Gavá una de las víctimas ha declarado ante el juez por segunda vez. En su intervención, ha ratificado lo que ya contó en la primera declaración. Ha explicado que ella aceptó mantener relaciones sexuales con uno de los detenidos, pero que con el resto no, y que acabaron violándola brutalmente. Además, ha manifestado que se negó en todo momento a que la grabaran y que le obligaron a hacer cosas que ella no quería.
“Quedamos para hacer una fiesta en casa del muchacho que yo conocí”. “Entró el cabecilla de todo y ahí es cuando se empezó a hacer todo esto sin mi consentimiento”, ha dicho.
Los chats y los audios extraídos de esa red social están siendo clave para los investigadores. También para tratar de esclarecer si hay alguna víctima más.