Las misteriosas caras de arcilla de Córdoba, reaparecen, y su autoría sigue siendo toda una intriga

Al más puro estilo de Bansky, el artista callejero británico que ha estado los últimos meses dejando murales protesta en contra de la guerra en Ucrania, han aparecido nuevamente una caras realizadas de arcilla en la ciudad andaluza de Córdoba. La primera vez que los cordobeses alucinaban con la aparición de las misteriosas caras fue hace cuatro años. En aquel entonces fueron encontradas en la muralla de la Puerta de Almodóvar. Ahora, no han aparecido en un monumento histórico, sino que en una fachada privada de una casa.

Es la cuarta vez que aparecen en Córdoba los inquietantes rostros, de los que aún se desconoce la identidad del autor, quien realiza sus obras con nocturnidad y alevosía. Quizás, porque la primera vez que realizó su obra lo hizo en un monumento y podría enfrentarse a un delito contra el patrimonio, o quizás porque prefiere conservar su anonimato. Su identidad tiene integrado a los habitantes de la ciudad andaluza. Su segunda obra también afectó nuevamente a un bien culturad de Córdoba, en este caso en un muro, aunque alejado de la ciudad, perteneciente al Alcázar. Tanto en esta ocasión como en la primera, el ayuntamiento retiró los rostros de arcilla.

Cada una de los nuevos rostros tiene una expresión distinta

El autor decidió volver a atacar, pero esta vez sin dañar ningún monumento para que el pueblo cordobés pudiese admirar su obra. El año pasado, las famosas caras volvieron a nacer, esta vez en la Ribera del Guadalquivir. En este caso no dañaban ningún monumento patrimonial, por lo que el ayuntamiento de la ciudad anunció que no tenía ninguna intención que deshacerse de ellas. Quizás, tras esta decisión es por lo que el autor anónimo ha decidido volver a actuar sobre propiedad privada. Su cuarta obra está tallada con arcilla sobre la fachada de una casa, dónde los curiosos se acercan para conocer con lo que les ha sorprendido el autor esta vez. A diferencia de las otras veces, esta vez solo son cuatro rostros, de entre cinco y diez centímetros, de color blanco. Cada una con una expresión distinta: sacando la lengua, gritando o con cara de susto.

Al enterarse de su aparición, han sido muchos los que se han acercado a admirar la obra y fotografiarse con ella, mientras se preguntan quien es el Bansky cordobés y porqué no da la cara. "Creo que no lo vamos a saber nunca, amenos que alguien le pille infraganti", dice un transeúnte que se ha acercado a la casa donde han aparecido los cuatro rostros.