Los vecinos de Fuenlabrada siguen consternados después de la noticia de la mujer de 54 años que asesinó ayer en la localidad madrileña a su marido de 64, supuestamente con productos de limpieza. Tras cometer los hechos la anciana acabó también con su vida suicidándose, dejando una carta de suicidio. Ahora, fuentes cercanas a la investigación señalan que podría padecer una enfermedad mental que le llevó a cometer los hechos.
En esta carta de despedida, Rosa dejó por escrito que necesitaba quitarse la vida, pero que no podía dejar solo a su marido, Clemente. Sus dos hijos ya se habían emancipado y vivían solos en su domicilio en un barrio de Fuenlabrada (Madrid), aunque sus descendientes acudían con regularidad a la vivienda y estaban muy pendientes de ellos. De hecho, el domingo pasado, el día anterior a los hechos, habían estado ambos en el domicilio de sus progenitores. Por eso cuando el lunes sus padres no contestaban a sus llamadas ni al timbre de la puerta, decidieron llamar al 112 inmediatamente, preocupados por su situación.
Fue en ese momento cuándo descubrieron en el interior de la vivienda los cuerpos de Rosa y Clemente ya sin vida, sin que los servicios sanitarios del Summa, que se trasladaron a la vivienda pudiese hacer nada por ellos. Solamente atender a los hijos que sufrieron un ataque de ansiedad al ser conocedores de la noticia.
Ni los hijos del matrimonio ni sus vecinos se esperaban este fatal desenlace. Clemente fue supuestamente envenenado con productos de limpieza como lejía o amoniaco, aunque la investigación también apunta a que se podría deber su muerte a una sobredosis de medicamentos mezclados con bebida. Pero habrá que esperar a que se concluya la autopsia que determine cuales han sido las causas reales. En el caso de Rosa, decidió quitarse la vida con la cuerda de su batín, ahorcándose desde una litera de una de las habitaciones de la vivienda que ambos compartían.
Los fallecidos eran considerados como un "matrimonio normal" y unas "personas estupendas", aseguran sus vecinos. Nadie era conocedor de la enfermedad mental que padecía la mujer, y por la que se estaba medicando. "No los veías de mal humor o discutiendo", se les veía alegres disfrutando de su nieto con quienes pasaban largos ratos juntos. "Si tenían problemas entre ellos no tengo idea, pero no he oído nunca nada. Nos ha sorprendido un montón porque no te esperas una cosas de estas. Eran vecinos de muchísimos años. Yo me enteré de repente cuando estaba paseando el perro y llegaron las ambulancias. Pensaba que alguien le había dado un infarto. Todo el mundo se ha quedado alucinado. Ha sido un palo", ha relatado una de las vecinas del edificio.