Los agentes de Homicidios de la Guardia Civil de Madrid descartan de momento que el doble crimen de Brea de Tajo sea un caso de violencia de género, y apuntan más a la hipótesis de mala convivencia entre el presunto asesino y las víctimas, han informado a Europa Press fuentes de la Comandancia. La investigación, pues, ha dado un vuelco pues hasta ahora la hipótesis de los celos era la que se manejaba.
Según las primeras investigaciones, el supuesto homicida, Guillermo, de 35 años, no había tenido ni mantenía actualmente una relación sentimental con Shirley, la víctima de 33 años. Es verdad que ambos vivían en una finca ocupada de esta pequeña localidad desde el verano.
En otoño se incorporó a la casa una tercera persona, Sergio, de 18 años, la otra víctima, que acababa de salir el centro de menores infractores 'Teresa de Calcuta'. Los agentes sí tienen confirmado que mantenía una relación sentimental con Shirley. Ninguno de los tres tenían oficio conocido. Vivían junto a varios perros de la mendicidad y de las pulseras que ella vendía.
Tampoco está claro cómo y dónde Guillermo les habría matado. Será la autopsia que están realizando a los cadáveres en el Instituto de Medicina Legal la que lo determinará o dará pistas. Lo que sí está confirmado es que los cuerpos no están carbonizados, sino en avanzado estado de descomposición y con heridas propias de haber sido devoradas en parte por alimañas.
Se localizaron en dos puntos diferentes de la finca, donde también había una furgoneta que, según los agentes, los tres utilizaban para guardar utensilios. Están investigando si fue allí donde el homicida, que no tenía antecedentes policiales, los asesinó y luego los movió a otros puntos de la finca.
La Guardia Civil baraja la hipótesis de que llevaran muertos más de un mes. Y es que fue el día 15 de noviembre la última vez que se vio con vida a Shirley. Fue su hermana la que habló con ella ese día, pero no fue hasta un mes después cuando presentó una denuncia por desaparición porque pensaba que se habían mudado a Cantabria.
Desde entonces, los agentes realizaron múltiples gestiones y toma de manifestaciones a familiares, amigos y vecinos de los desaparecidos. Tras reunir todas la pruebas posibles, los guardias civiles acudieron el 23 de diciembre a la finca en cuestión, situada en la calle de la Encina, alejada del casco histórico del pueblo. Al verles, Sergio se metió con su bicicleta en plena noche, a las 22 horas, por esta carretera radial, en una zona con poca iluminación, y fue atropellado por una furgoneta.
Hasta el lugar acudieron sanitarios del Summa-112, pero solo pudieron certificar su muerte por las graves lesiones presentadas. La Guardia Civil asegura que se quitó la vida. La investigación sigue su curso y la lleva a cabo el Equipo de Policía Judicial de Arganda del Rey. Cuenta con el apoyo del Grupo de personas y del Laboratorio de Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Madrid.