Se esperaba un 2022 negro, con una nueva ola de covid, una fuerte recesión económica y un gran apagón. Pero cuando está a punto de finalizar el año ninguna de estas predicciones se han cumplido. Hay muchos menos casos de coronavirus de los previstos y la saturación en los hospitales a causa de la covid-19 sigue en los niveles más bajos de la pandemia. También parece que el apocalipsis económico tendrá que esperar, porque la inflación ha bajado, el empleo está resistiendo y la recesión se aleja. Y es muy improbable, por no decir imposible, que el anunciado gran apagón se vaya a producir en lo que queda de año.
Pero ¿por qué no se han materializado estos oscuros pronósticos? Varios especialistas lo analizan y explican en NIUS.
Desde septiembre, epidemiólogos e inmunólogos, empezaron a alertar sobre un posible aumento de casos de covid a la llegada del frío. Los contagios se habían disparado en aquellos días y se creía que era la primera señal de una nueva oleada, que coincidiría con la temporada de otoño-invierno de 2022. Aquella subida recordaba a los incrementos abruptos detectados en el inicio de las dos últimas olas. Pero, al menos por ahora, no ha sido así. "Vivimos una época de incertidumbre donde todo tiende a dramatizarse porque la pandemia ha generado en nosotros una sensación de que cualquier cosa puede suceder y de que todo puede ir a peor", explica Joan Carles March, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
"Pero lo cierto es que la situación en estos momentos es muy controlada", añade. "Lo que han aparecido son más infecciones respiratorias. No una octava ola de covid. Ha llegado el frío y no ha habido un incremento importante de casos de coronavirus. El ascenso ha sido leve. Lo que sí han aumentado han sido los casos de gripe y de VRS, este último ha provocado la epidemia de bronquiolitis en los niños", detalla el experto. "El crecimiento de las infecciones respiratorias, o incluso la ligera mayor gravedad de la gripe este año tienen que ver con el uso de la mascarilla. Llevarla ha desentrenado nuestro sistema inmunitario".
También se avisó de que se avecinaban nuevas subvariantes de ómicron con un efecto desconocido en la incidencia. "Al final esos sublinajes o subvariantes que han aparecido no han sido más peligrosas que la original, lo que ha contribuido a mantener el virus a raya", apunta March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. "Y tampoco ha surgido una nueva variante. Llevamos con ómicron más de un año, que es algo que parece increible. Su llegada cambió el paradigma de la enfermedad haciéndola más contagiosa, pero también menos grave", destaca. "El hecho de que no haya venido después otra variante más agresiva ha influido en que no haya una octava ola en estos momentos. No se puede cantar victoria, habrá que estar pendiente de qué pasa cuando el frío que ha venido en las últimas semanas se mantenga y cuando el hecho de estar en interiores marque un incremento de casos importante, pero es cierto que si seguimos así, la amenaza de la octava ola habrá pasado a mejor vida".
"También ha ayudado mucho", reconoce March, "la inmunidad híbrida que ha adquirido la población. La suma de la vacuna más haberse infectado ha propiciado una inmunidad que está contribuyendo a defenderse ante el virus", añade.
Los niveles de vacunación se han estancado, sin embargo, en España. "Es de menos del 50%, pero es entendible", espeta el especialista en Salud Pública. "La gente se da cuenta, primero, que los casos que tenemos no son tan graves como antes, y segundo, que la vacuna no evita la infección y que además no se ha mejorado, entonces opta por no ponerse una nueva dosis", recalca. "En general se está esperando a ver si sale alguna vacuna mejor o si viene un virus peor. Piensan, si el virus es más agresivo, pues me la pondré. Y si la vacuna mejora, pues también. Pero mientras tanto siguen a la expectativa", reconoce.
Aunque ha habido una actualización con las últimas de Pfizer y Moderna, los avances este 2022 en vacunas han sido escasos. "No ha salido ni la intranasal de Luis Enjuanes, que parece que estará lista en 2023, ni tampoco se ha aprobado la de Hipra, la vacuna española que sigue esperando la autorización de la Agencia Europea del Medicamento", indica March.
"Solo la llegada de una vacuna esterilizante, capaz de impedir la entrada del virus en el organismo, servirá para mantenera controlada la covid-19. No digo acabar con ella, porque con seguridad es una enfermedad que se quedará entre nosotros, pero sí servirá para minimizar el número de contagios o sus efectos", asegura. "Mientras, lo fundamental es mantener la protección de los más vulnerables, que las personas mayores de 65 años, los trasplantados, los inmunodeprimidos, se pongan la cuarta dosis y mantengan la mascarilla y la población en general que se la ponga donde es obligatoria, en medios de transporte y centros sanitarios, que cada vez hay mayor relajación", concluye.
¿Quién dijo crisis? Se suponía que tras el verano se iba a producir un descalabro económico que aún estamos esperando. Acabando ya diciembre no hay señales de este escenario, más bien lo contrario. La económica española presenta una mejora inesperada. La inflación en el 6,8% está a su nivel más bajo desde enero. El empleo, aguanta un mes mas, cuando en noviembre solía caer. Y el crecimiento económico del año que viene se ha revisado ligeramente al alza contra todo pronóstico.
"Los datos son, uno detrás de otro, sorpresas positivas. Pocos indicadores están saliendo mal", reconocía a NIUS días atrás Manuel Alejandro Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y senior fellow en EsadeEcPol. "Hemos pasado de un shock de oferta negativo a uno positivo. El gas y la electricidad han caído más de un 70% respecto a sus máximos. Estamos deshaciendo lo recorrido o al menos no recorriendo todo el desierto que pensábamos. La situación ha mejorado ostensiblemente".
Hace poco más de un mes el debate era si España iba o no a entrar en recesión (técnica). Las previsiones económicas de autoridades independientes y organismos internacionales vaticinaban dos trimestres seguidos de crecimiento negativo para nuestro país que arrancaban justo a finales de este año, pero resulta que ahora algunos modelos apuntan a un ligero avance del producto interior bruto (PIB).
"Me salen cuatro décimas de avance, pero me lo tomo con mucha cautela porque hay pocos datos del trimestre", decía Ángel Talavera, economista jefe para Europa en Oxford Economics. "Pero el último trimestre pinta mejor de lo esperado. ¿A qué se debe? La explicación más obvia es la moderación de los precios, pero tampoco tengo pruebas para asegurarlo", apuntaba.
La bajada en los precios de la electricidad y de las gasolinas se ha traducido en una bajada de la inflación en un punto en relación al mes anterior. España es ahora el país con el IPC más bajo de toda la zona euro. En nuestro caso ha pasado del máximo del 10,8% de julio a este 6,8% de noviembre.
Los expertos apuntan que el consumo mantenido está haciendo esquivar la recesión. Se esperaba que el gasto en los hogares se iba a frenar más de lo que ha hecho debido a la inflación, la incertidumbre, la pérdida de poder adquisitivo y la subida de tipos de interés, pero no ha sido así. "Quizá hemos infravalorado el consumo, sobre todo el ahorro y la disposición que ha hecho la gente de este dinero. Ha gastado más de lo esperado", apunta Hidalgo.
El puente de diciembre se presentó con un entusiasmo viajero de los españoles inesperado. Según datos de algunas plataformas de viajes, las reservas superaron por mucho a las del año 2019. Una euforia que podría repetirse en Navidades y Nochevieja. El sector hotelero augura un último mes del año muy bueno con ocupaciones elevadas, por encima incluso de los niveles prepandemia para estas fechas.
"Me sorprenden estos datos del consumo creciendo", reconocía Talavera. "Supongo que esto confirma que, efectivamente, ahora mismo recesión profunda ni está ni se la espera. Pero hay otros factores, como la subida de los tipos de interés, que llegarán después. No creo que podamos decir que la crisis está superada".
Jornadas de oscuridad, sin luz, sin calefacción, sin agua... Esta situación apocalíptica ya nos amenazó en 2021 pero no llegó a producirse nunca, parecía que en el 2022 Europa no iba a poder escaparse otra vez debido a la crisis energética que golpea el viejo continente pero, de nuevo, todo indica que el gran apagón eléctrico no llegará este año.
"Es cierto que existe un riesgo real, porque el sistema eléctrico europeo está muy tensionado, ya lo estaba antes, pero con el actual problema del gas de Rusia aún lo está más", reconoce Antonio Turiel, científico del CSIC. "Pero también es cierto que cuando en 2021 varios países advirtieron de la posibilidad de colapso lo hicieron con la intención de intentar evitarlo y desde entonces se han ido tomando medidas correctoras para ello, o al menos que sirvan para disminuir el impacto que pueda tener", reconoce el experto en recursos energéticos.
"Se han establecido más sistemas de control para evitar, por ejemplo, que cuando se produce una sobretensión pueda propagarse por toda la red", explica. "También se ha endurecido la legislación. El problema de la falta de estabilidad de la red europea tiene mucho que ver con una incorporación desordenada de un montón de sistemas renovables, porque los renovables tiene unas características diferentes a los otros sistemas de generación de electricidad, y es ahí donde empiezan los problemas, es ahí donde empieza la inestabilidad", aclara Turiel. "Y ahora, la red eléctrica española y también el resto de operadores europeos, han endurecido las condiciones para poder conectarse a la red. Se tienen que cumplir unos requerimientos que antes eran más laxos, en términos de estabilidad de la corriente que proporcionan, etc". detalla.
"Pero ahora hay otro problema y es que la falta de gas hace que no sea tan fácil garantizar el suministro", dice Turiel. Y el gas es fundamental también para mantener la estabilidad de la red, por eso se está planteando que se tengan que hacer apagones rotatorios. Es una forma de racionar. Si no tienes suficiente electricidad, pues habrá que racionar. No es exactamente el gran apagón, pero sí se habla de pequeños apagones en algunos países, aunque no en España", confirma Turiel.
"Los países que han empezado a hablar más fuerte de esto hace ya semanas han sido Finlandia o Estonia. Luego hay otros que llevan ya tiempo abordando este asunto, como Suiza, Austria o Reino Unido. En este último se ha hecho incluso una zonificación. Se ha dividido el país en 18 zonas que se irán apagando de manera alterna durante unas tres horas. Francia también se están planteando apagones de dos horas y Alemania da por hecho que este invierno sufrirá cortes de electricidad.
"En España no hay en principio razones para temer un gran apagón porque está bien suministrada y poco interconectada con Europa. Somos una especie de isla energética. Eso hace que los problemas de inestabilidad que tiene Europa no nos afecten mucho. Y tampoco la escasez de gas porque nuestro país tiene el 38% de la capacidad de gasificación de Europa, entonces no va a tener problemas de abastecimiento de gas, porque lo importa de Estados Unidos y listo. Además, tenemos mucha renovable. El gran apagón no es una amenaza real en estos momentos para España, el riesgo es mínimo, por no decir inexistente.
"Lo que veo es un riesgo real de que haya racionamientos. Es un problema con el que vamos a tener que convivir, se va a dar de continuo. Lo único que al final puede evitar el racionamiento, los apagones programados o rotatorios es que haya una recesión económica tan grande que baje tanto el consumo de la industria que no sea necesario", apunta el experto en energía. "Pero al mismo tiempo eso lleva aparejado una destrucción económica muy grande y también una disminución de la capacidad de compra, con lo cual al final vuelves a las mismas, a que a lo mejor tampoco puedes comprar gas...", plantea Turiel.
"Además no olvidemos que estamos en una situación en la que los combustibles fósiles ya están llegando a sus máximos o bajando, y entonces también hay cada vez menos disponibilidad y hay una competencia feroz en el mundo por estos recursos cada vez más menguantes. Entonces, yo creo que a partir de ahora las situaciones de racionamiento, yo más que apagones lo llamaría racionamiento, serán habituales en el contexto de Europa y desgraciadamente, tarde o temprano acabarán llegando a España. Espero que aún tarde unos años, pero acabará llegando", asegura.
"Nos debemos preparar para una crisis energética, pero no para el 2023, para el resto de nuestra vidas", pronostica el especialista. "A partir de ahora la situación va a ser de descenso energético y la única solución es ir reduciendo el consumo y adaptarse a la nuevos tiempos, que es algo viable, que realmente se puede hacer. Es necesario que haya un cambio de conciencia, pero no a nivel individual, a nivel social, para enfrentar la crisis energética".