Se acerca la Navidad y, con ella, llega el encarecimiento de los alimentos, al menos de una buena parte de ellos, empezando por la lombarda, la merluza y el pavo. Por ello, muchas personas optan por comprar y congelar los productos con el fin de ahorrar lo máximo posible. Y es que a más de uno se le puede atragantar durante las fiestas, por las malas cosechas y la inflación, el precio del turrón.
Uno de los alimentos imprescindibles en la mesa de los españoles durante la Nochevieja son las uvas, dada la tradición de comer las doce al son de las campanadas de la Puerta del Sol para dar la bienvenida al nuevo año. Pero, ¿se pueden congelar las uvas? La respuesta es que sí. Ahora bien, lo ideal es seguir una serie de pautas para mantenerlas en las mejores condiciones.
Vaya por delante indicar que el tiempo que podemos conservar las uvas congeladas, sin que pierdan muchas propiedades, es de entre seis y doce meses. No obstante, hay que tener presente que cuanto más tiempo permanezcan en frío, más modificarán su textura, poniéndose más blandas y cremosas.
Lo primero que debemos hacer es retirar las defectuosas, observando las uvas del tallo y quitando las que estén blandas, dañadas, magulladas o marrones. A continuación, hay que lavarlas. Resulta imprescindible eliminar la suciedad acumulada puesto que esta fruta, de la manera que es cultivada y cosechada, puede tener residuos de bacterias y pesticidas. Eso sí, nada de utilizar jabones para limpiarlas.
El siguiente paso es secarlas con papel absorbente de cocina durante aproximadamente un cuarto de hora puesto que la humedad puede hacer que se congelen en bloque. De ahí, que lo ideal sea también colocar las uvas esparcidas en una bandeja o en un recipiente espacioso para que no queden pegadas.
Por último, meteremos las uvas en la zona inferior del congelador, conservándolas a temperaturas de entre 0º y 5º C.
Una vez que decidamos descongelarlas para su consumo, tan solo hay que ponerlas en un vaso con agua hasta que pierdan el frío.