Helena, la madre víctima de violencia obstétrica que decidió convertirse en matrona y ahora asesora a la ONU
Helena fue maltrata en el parto de su primera hija y decidió convertirse en matrona para evitar el sufrimiento de otras mujeres
Ha levantado una empresa dedicada a la formación de matronas que actúa a nivel internacional en los países de habla hispana
Para la ONU ha desarrollado una formación de actuación que se aplica en misiones de todo el mundo basado en el respeto y consentimiento informado a la mujer
El parto traumático de su primera hija cambió la vida de la madrileña Helena Eyimi para siempre. "La matrona me trató fatal, me gritó, me insultó... solo le faltó pegarme", recuerda ahora, años después, sin poder evitar todavía que se le haga un nudo en la garganta.
La que debía ser una de las experiencias más hermosas de su vida se tornó para ella en una pesadilla. "Yo llegué con toda mi ilusión, con un plan de parto que había preparado y ella lo rompió delante de mis narices", relata. "Me dijo..."Aquí yo soy la matrona y se hacen las cosas como yo diga".
Helena sufrió violencia obstétrica, una mala práctica "demasiado común en España", indica Helena, en la que la mujer embarazada a veces sufre maltrato, al ser juzgada, atemorizada, humillada o lastimada física y psicológicamente durante el embarazo, el parto o el puerperio.
Incluye actos no apropiados o no consensuados, como episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva o innecesaria que puede generar complicaciones a veces graves.
"A mi me rasuraron, me pusieron una vía de forma innecesaria, pero la guinda de aquel despropósito fue que la matrona me obligó a ponerme un enema. Yo no quería, pero ella arguyó que era protocolo del hospital. Lo que te voy a contar puede resultar escatológico pero es muy gráfico", añade. "Me puso el enema a la fuerza y cuando me dio la siguiente contracción me fui al baño directa. Me cagué entera. Recuerdo verme reflejada en el espejo, llena de mierda y me dan ganas de llorar. Fue en ese momento cuando me dije, voy a convertirme en matrona para intentar que esto no le sueda a nadie más".
"Es necesario el consentimiento informado a la mujer durante el parto"
Helena pidió el alta voluntaria. Se fue a casa y sufrió un estrés postraumático que todavía recuerda. "Denuncié a aquella matrona y la suspendieron durante seis meses de empleo y sueldo. En España cada vez hay más mujeres que se atreven a denunciar la violencia que sufren en el parto pero aún son pocas. Si hubiera más, algunos sanitarios se reeplantearían cómo nos tratan en esos momentos tan delicados", destaca.
Aquella dura experiencia la convirtió en una activista contra la violencia obstétrica. "Por aquel entonces era azafata de vuelo de British Airways. Tenía 29 años, pero lo dejé todo. Me puse a estudiar enfermería, luego me fui a Inglaterra a hacer la especialidad de matrona y allí me quedé, luchando cada día por cambiar las cosas", dice con orgullo.
Su viaje la llevó a formar parte de la asociación El parto es Nuestro, al encuentro con otras mujeres, con familias, a reuniones en el Observatorio de Violencia Obstétrica en España... años y años de activismo que no consiguió frenar ni siquiera un inesperado cáncer de cervix que le fue diagnosticado. "Al contrario. Me dio más fuerzas para seguir", dice con rotundidad.
Su entrega y su esfuerzo culminaron cuando hace dos años recibió una llamada de la ONU. "Me dijeron que habían oído hablar de mi trabajo, de mi lucha, y que querían ofrecerme el puesto de matrona experta en la salud de la mujer", relata. "No podía creermelo". "He creado una formación de actuación para el equipo de Naciones Unidas que se aplica en misiones de todo el mundo y cuyas bases son esencialmente el respeto y consentimiento informado a la mujer. Hay que preguntarle a la mujer lo que quiere, mantener su dignidad, su confidencialidad. Tener en cuenta sus creencias religiosas a la hora de tratarla, por ejemplo, si es una mujer musulmana, y hay opción, pues que la atienda personal femenino, etc", explica.
"Los hospitales y profesionales de todo el mundo deben cumplir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud en este sentido. Es necesaria la constante actualización de la práctica clínica bajo evidencia científica en los sanitarios que atienden partos, saber que la episiotomía no es necesaria, que mantener a la mujer tumbada durante el parto es contraproducente para el descenso del bebé y para el parto, que tras el nacimiento del bebé, el pequeño se tiene que poner piel con piel con la madre y no cortar el cordón umbilical nada más nacer, que el enema no tiene evidencia científica, crea más molestias que beneficios.Tenemos que acabar con un montón de rutinas que se realizan y que perjudican a la mujer", asegura.
Efectos de la violencia obstétrica contra la mujer
"El impacto de la matrona en la vida de una mujer puede cambiar su rumbo para siempre", recalca Helena. "A mi me sucedió. Yo decidí estudiar y luchar por cambiar aquello, pero otras mujeres deciden no tener más hijos. Se les crea un trauma horrible, hay muchas depresiones después del parto. Provoca situaciones muy complejas", advierte. "Conozco por desgracia a muchísimas mujeres, a miles, que han tenido una mala experiencia y no sabes la diferencia que hay con aquellas que han vivido un parto gozoso, el vínculo que éstas han creado con su bebé, se sienten super poderosas, se sienten potentes, se sientes cuidadas, sienten que pueden con todo", defiende Helena.
"Por eso nuestro papel, el de las matronas debe ser estar al lado de la mujer continuamente, siempre. Acompañar, informar y apoyar a la mujer en todos sus ciclos de salud, no solo en el parto, también en la menarquia o en la menopausia.... que estoy en menopausia y no quiero tomar hormonas, pues dame otras alternativas, que estoy embarazada y quiero probar un parto en casa... pues apóyame. Dime dónde puedo ir...
Hay que cuidar a la mujer de manera individualizada, centrándonos en sus necesidades y no en los protocolos del hospital. Porque yo veo que las matronas sienten dualidad en su ejercicio. Están como divididas entre la obligación de respetar el protocolo hospitalario y las necesidades reales de la mujer.
Formar a los profesionales como única alternativa
A sabiendas de que la educación es la única forma de cambiar las cosas Helena ha puesto en marcha una empresa revolucionaria dedicada a actualizar la práctica clínica de las matronas. "Tenemos la base en Reino Unido, pero formo a profesionales sanitarios de habla hispana, matronas y matrones de España y Latinoamérica", cuenta.
"Hay un nuevo movimiento de matronería internacional que es el que yo transmito y que combina la sabiduría ancestral con las evidencias científicas. El mensaje es que las matronas no tenemos que ser completamente medicalizadas, no somos pequeños doctores, pero tampoco brujas haciendo pócimas. Se pueden mezclar las dos cosas para el beneficio y para la satisfacción de la mujer", propone.
"Las matronas y los profesionales sanitarios que atienden a la mujer en el parto tienen que ser conscientes de que no se le puede gritar a una señora que está de parto, no tenemos que abusar de nuestro poder de bata blanca. Estamos al servicio de la mujer. Si la señora vomita o se caga estamos a su servicio. Tenemos que apoyarla, animarla y protegerla en el momento en el que haya una desviación de la normalidad", alega.
"Debemos trabajar todos en equipo. La matrona debe informar al ginecólogo y el obstetra es el que decide, pero hay que tener claro que ella debe tener su autonomía. No está por debajo del obstetra y no se tiene que limitar a cumplir sus órdenes. NO. Tiene competencia, educación y formación suficiente para tomar sus propias decisiones. Ahora eso no está sucediendo. En el pasado, en España algunas matronas hacían lo que el médico decía y punto. "Córtala, pues la cortaban, ponle una vía, y se la ponían, déjala tumbada, y así lo hacían, aunque muchas veces supieran que lo que esaban haciendo era contraproducente para la paciente", lamenta.
"Te doy un dato", dice la matrona. "España es, en la actualidad, el país de Europa que más partos instrumentales realiza. ¿Tú sabes lo que supone poner un fórceps en una vagina? ¿Lo que puede dañar el periné y las complicaciones de incontinencia que puede traer en el futuro?", inquiere. "Y es algo que en algunos casos se solucionaría con levantar a la mujer de la cama, ponerla en posición vertical para que la cabeza del bebé baje", detalla.
"Hay que acabar con la violencia obstétrica, las mujeres están empezando a elevar su voz contra esta aberración y las matronas debemos estar a la altura, acompañarlas en esta lucha, por tus hijas, por las mías, por todas las que vengan", acaba.