La familia de Mónica de la Llana García, la mujer de 45 años desaparecida en Tarragona desde hace más de cuatro meses, no piensa rendirse en su lucha por hacer justicia. Desde hace semanas aseguran que ha sido asesinada y apuntan directamente como principal sospechoso a su pareja, con quien estuvo en el municipio de La Morera de Montsant la última vez que fue vista con vida. Aseguran que la relación entre ambos era inestable y que la trataba mal.
El entorno de Mónica cuenta ahora con los últimos mensajes que le envió la desaparecida a una amiga, con la que se supone que había quedado en Reus en la tarde del pasado 21 de julio, día de su desaparición. Esta conversación refuerza los argumentos de la familia, que pide tomar medidas contra quien fuera su novio. La investigación de los Mossos d'Esquadra sigue abierta y no descartan cualquier hipótesis.
Estos fueron los mensajes que envió Mónica a su amiga, poco antes de desaparecer, según 'Diario de Sevilla'.
La policía catalana interrogó al hombre en cuestión, pero no hay pruebas para incriminarlo. Según la versión que ofreció, en la mañana del 21 de julio, acompañó a Mónica hasta una estación de autobuses del municipio de Cornudella, a 15 minutos en coche, para que ella cogiera un autocar con destino Reus y desde entonces no la volvió a ver. La familia comprobó que la última llamada que realizó la desaparecida fue precisamente a este varón en la citada fecha, a las 07:50 horas y con una duración de tres minutos. Él niega haber acabado con su vida y dice estar muy afectado por la situación.
La hermana de Mónica, no obstante, ha asegurado que este hombre le llegó a propinar una "paliza" a la mujer. Desde hace semanas reitera que cree que la asesinó y se deshizo del cuerpo. Las autoridades hablaron con el conductor del autocar que hizo la ruta del supuesto viaje de la desaparecida y no recordaba a ninguna persona con sus características. Además, este día tampoco apareció en Reus para ver a la amiga con la que había quedado ni respondió a otro amigo con el que pactó ir a recoger unas prendas.
Desde el día que desapareció, Mónica no ha utilizado más su teléfono móvil, no ha utilizado las tarjetas bancarias y no ha ido a buscar las medicinas para el asma y el corazón que necesita por su salud en la farmacia. Tampoco estuvo presente en el cumpleaños de su hijo, ni llamó a su madre el día que la operaron. Los investigadores trabajan ahora, entre otras cosas, en el clonado del móvil de la víctima. Todo apunta a una desaparición forzosa.