Los atragantamientos de niños por piezas desprendidas de los juguetes preocupan a las autoridades responsables de consumo. En Europa se dan unos dos mil casos anuales por este tipo de accidente lo que lleva a implantar controles de calidad para vigilar estos productos. Se trata de laboratorios que someten a diversas pruebas de resistencia de los elementos que componen los juguetes pensando en las característica físicas de los más pequeños y los peligros que corren.
Poner a la venta un juguete en la Unión Europea exige cumplir estrictas normas de seguridad que certifique que se trata de un producto idóneos para niños de hasta 14 años. Las advertencias también incluyen mensajes en los que se advierte que el juguete no puede ser usado por menores de tres años.
En Galicia está uno de los tres laboratorios que existen en España para realizar este tipo de pruebas. Los exhaustivos test constan de más treinta ensayos en los se aplican otros tantos estándares de seguridad que van desde la integridad estructural del producto, la capacidad de las superficies o bordes para provocar laceraciones , las dimensiones del juguete y de sus piezas o la capacidad para provocar atragantamientos en caso de desprenderse.
En lo que va de año, los técnicos de este centro especializado han detectado 115 juguetes y productos infantiles que no cumplían con las normas de seguridad.