Este martes se ha rendido un merecido homenaje a Aura, una hembra de lince legendaria que falleció el pasado mes de octubre. Primero, porque ha sido la más longeva de su especie y, segundo, porque ha sido una de las ejemplares fundamentales en el programa de cría en cautividad coordinado por la Junta de Andalucía que está consiguiendo que recuperemos a nuestro felino más característico: un pequeño tigre que, gracias a madres como ella, es cada vez más numeroso en la península.
La hembra de lince homenajeada tiene una larga historia. En una imagen de hace 20 años aparece con su hermana Saliega, cuando la situación de su especie era crítica, "a un solo paso de la desaparición del planeta", explican los expertos. En otra imagen, de 2007, aparece con su primera camada, el primer gran éxito de la misión.
"Fue una madre verdaderamente excelente", señalan los expertos. Aura y su hermana nacieron en libertad y fueron seleccionadas para ayudar a perpetuar su especie. Ya en cautividad, Aura dio a luz a 14 cachorros, que a su vez extendieron su linaje, presente hoy hasta en 900 ejemplares: "La sangre de Aura, en el medio natural"
Cuando Aura nació apenas quedaban 90 linces y ahora, gracias a otras linces como ella, hay más de 1.300. "Ha sido casi un milagro", señalan desde la Junta de Andalucía. Cuando esta hembra dejó de ser fértil, fue trasladada hasta el Observatorio del Lince Ibérico del centro de El Acebuche, en el Parque Nacional de Doñana. Allí pasó con Félix, otro lince, sus últimos años de vida. Aura vivió 20, superando en cinco la media de vida de una especie que ha tenido en ella la mejor de las abuelas.