Ablaye ya puede irse en paz. Ante el empeoramiento de su enfermedad lo único que quería era tener a un hijo a su lado. Ahora, tras el abrazo con su hijo llegado de Senegal por las gestiones de los médicos que acompañan los últimos días de este inmigrante, está más tranquilo.
La imagen realmente emotiva, la de Ablaye, el inmigrante senegalés ingresado en un hospital de Málaga en estado terminal. Su última voluntad era poder ver, abrazar y despedirse de su hijo antes de partir. Hoy se ha cumplido su deseo gracias a la gran ola de solidaridad que desató su petición...
Su propio cardiólogo, Rafael Bravo, del Hospital Costa del Sol, fue quien logró lo que parecía imposible: superar todas las trabas burocráticas y documentos que obstaculizaban la llegada del hijo de Ablei.
Los sanitarios llevaban meses recogiendo firmas, llamando a todas las puertas, incluso escribieron una carta a la Reina Letizia, pero lo mejor fue la ola de solidaridad y hoy ha llegado Shej desde Senegal a Málaga.
Su primo lo acompaña y es el que traduce su agradecimiento, porque al menos su padre no morirá solo. Tendrá la mano de su hijo para irse tranquilo.
Ablaye cuenta que apenas ha dormido esta noche por los nervios del reencuentro y aunque parece tranquilo lo lleva todo por dentro.
-¡Papá! ¡Ya estoy aquí! ¿Cómo te encuentras?, le dice cariñoso su hijo.
-¡Gracias a Dios que estoy vivo para verte!, le responde Ablaye, que no tiene fuerzas para sonreír.
Ablaye, que es profundamente religioso, ahora sí dice estar preparado para irse en paz . No va a morir solo.