El asesino confeso de Juana Canal, Jesús Pradales, se rompe ante la jueza al recordar el momento del crimen
El asesino confeso de Juana Canal se emociona ante la jueza al recordar el momento del crimen
Jesús Pradales intentó reanimar a su expareja pero, al no lograrlo, la descuartizó con un cuchillo de cocina
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El asesino confeso de Juana Canal, cuyo crimen se va resolviendo casi 20 años después, le contó a la jueza cómo tras discutir con su víctima la golpeó y luego intentó reanimarla. Al no conseguirlo, Jesús Pradales decidió descuartizar el cuerpo con un cuchillo de cocina.
Una declaración a la que ha tenido acceso en exclusiva 'El programa de Ana Rosa' y tras la cual fue enviado a prisión el pasado 28 de octubre. En abril de 2006, tres años de la muerte de Juana, Jesús fue detenido por malos tratos a su pareja delante de sus hijos.
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"Yo me eché hacia atrás y ella vino hacia mí, por delante", asegura Jesús, quien, con los grilletes en las manos, gesticula como puede para explicar el modo en el que golpeó a su expareja en el dormitorio de una vivienda del madrileño distrito de Ciudad Lineal, en una noche de febrero de 2003.
A la pregunta de la magistrada de si la víctima tenía sangre, él responde con un rotundo "no" y confirma que el fallecimiento "fue prácticamente instantáneo, caer y ya está".
Su relato es totalmente frío y solo se rompe cuando le preguntan cómo se dio cuenta de que Juana estaba ya sin vida. Visiblemente emocionado al recordarlo, confiesa que se encontraba "inmóvil, con los ojos abiertos, boca arriba y con las pupilas muy dilatadas". Y señala que le dio golpecitos en la cara para reanimarla mientras le decía "Juani, Juani, que te quiero".
El acusado pretendió bajar el cuerpo de su expareja cargado en su espalda por las escaleras. "Para llevarla como si estuviera borracha pero era imposible, pesaba mucho", reconoce.
Fue entonces cuando decidió descuartizarla con un cuchillo de la cocina y dejarla en la bañera. Admite ante la jueza que actuó completamente solo y que "limpié todo y me llevé el cuerpo de Juani". Metió el cadáver en unas maletas y, cuando llegaron los agentes, no había ningún rastro de sangre.