Ian y Laia, dos gemelos de 10 meses de Rubí (Barcelona), nacieron con nueve días de diferencia. El pequeño nació el pasado 17 de enero y la pequeña el 26. Ambos fueron "muy prematuros", según explican sus padres, Laura Pupo y José Carlos Martins. El niño nació a las 28 semanas y tres días, mientras que la niña a las 29 semanas y cinco días. Los bebés pesaron poco más de un kilo.
Los niños nacieron en lo que se denomina un parto en diferido, un tipo de nacimiento de bebés prematuros extremos. "Fue impactante, no lo había escuchado nunca", cuenta la madre de los pequeños. El parto se produjo en el Hospital Sant Joan de Déu, donde le comentaron a la familia que habían tratado "otros casos parecidos".
Un parto diferido o asincrónico solamente se puede producir en "embarazos gemelares de niños mellizos". En esta situación, si se dan las condiciones, cabe la posibilidad de que un bebé nazca, pero el otro se quede dentro, como ocurrió en el caso de Laura. La finalidad es incrementar la edad gestacional del segundo gemelo y aumentar la tasa de supervivencia.
Los médicos mantienen el máximo tiempo posible al segundo hermano en el útero de la madre siempre que aporte beneficios. "Los niños están en dos bolsas, hay dos placentas, es decir, su suporte vital dentro de la barriga es independiente y se puede actuar, digamos, como si fueran dos embarazos diferentes", apunta la madre.
La madre de Ian y Laia se quedó embarazada en julio del año pasado. Tras una ecografía en la semana 20, los médicos detectaron que el cuello del útero iba disminuyendo de longitud, algo que ocurre cuando el cuerpo se prepara para el parto. Ante el proceso de gestación, dos semanas después, decidieron practicarle un cerclaje, la colocación de puntos de sutura en el cuello uterino para mantenerlo cerrado.
Desde entonces, cuenta Laura, "comenzaron las complicaciones". Era la semana 24. El cerclaje se abrió y se podía ver ya la bolsa amniótica de Ian. La mujer fue atendida en el Hospital General de Cataluña, en San Cugat, y le dijeron que podía ponerse de parto en cualquier momento. La unidad de neonatos de allí no estaba preparada para tratar su caso, por lo que decidieron trasladarla al Sant Joan de Déu.
Laura estuvo ingresada dos semanas en diciembre de 2021. Los médicos le realizaron numerosos controles, así como analíticas, y la mandaron a casa, recetándole corticoides para madurar los pulmones de los niños. Sin embargo, el 16 de enero, comenzó a notar contracciones, por lo que regresó al hospital barcelonés al día siguiente junto a su pareja. "Estaba ingresada en planta y tuve contracciones muy fuertes. No dio tiempo a bajarme a la sala de partos. El niño nació en la camilla", cuenta Laura.
La enfermera le puso al pequeño encima y comenzó a darle estimulación. "Solo recuerdo que me dijo 'está vivo, está vivo'", precisa la madre. El principal miedo, "de vida o muerte", fue el momento en el que nació Ian. "A las mujeres siempre les dicen que tienen que empujar. En mi caso no era así, yo intentaba parar. Cuando me dijeron que salía el niño yo pensé 'ahora no, es muy pronto", agrega la mujer.
Ian fue trasladado a una incubadora, pero los médicos mantuvieron a Laia dentro "A partir de ahí, fue ir rascando tiempo y días, me hicieron muchos controles. Me dijeron que a partir de ese momento no iban a frenar ni a provocar el parto y que yo era la mejor incubadora para que ella se siguiera desarrollando", subraya Laura. La pequeña estuvo dentro nueve días más.
La madre, que se encontraba en reposo absoluto, dio a luz en el paritorio el 26 de enero. Ambos bebés tuvieron "inmadurez en muchos órganos", pero "se notó desde el nacimiento que Laia estaba mejor, sobre todo a nivel respiratorio". Los padres no pudieron ver a Ian durante un tiempo, ya que necesitó cerca de dos meses un soporte respiratorio. Afortunadamente, los dos niños estaban bien, pero el pequeño "tenía muchas apneas" y por eso fue tratado.
Los bebés ahora tienen 10 meses, aunque es como si tuvieran siete, porque nacieron 90 días antes de lo que deberían. No obstante, no han tenido secuelas: Ian pesó al nacer 1,1 kilos, mientras que Laia, 1,190. Algunos informes apuntan a que hay casos más extremos, con gemelos nacidos con hasta 48 días de diferencia. Hay varios elementos que pueden influir en el estado de salud, como la edad de la madre o la semana en la que nacen los niños.
Laura asegura que su caso despertó mucha sorpresa: "Estoy rodeada de familia médica y lo veían como una novedad. La comadrona me dijo que llevaba 30 años trabajando y que no había escuchado antes un parto diferido. Para los que se dedican a esto también fue algo novedoso". La madre, además, dice que, a nivel social, "no hay una imagen real de lo que es un prematuro". "Se suele decir 'ya crecerá', pero no es así. Hay mucho detrás de un prematuro. Fuimos afortunados", sentencia con sus dos hijos en sus brazos y una sonrisa. Todos están bien.