“¿En qué puto planeta es normal esto?”. Con esa cuestión, directa y sin ambages, arrancaba una usuaria de Twitter su mensaje de indignación por la respuesta que acababa de obtener por parte de su jefe tras comunicarle, a través de la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp, que acababa de morir su tío. En ella, lejos de obtener consuelo, apoyo o empatía sincera, lo que obtuvo fue una vaga contestación en la que llegaba a recordarla que “los familiares de tercer grado no son motivo de ausencia”.

Mostrando su enfado, la usuaria @saldyard quiso publicar una captura de pantalla de la conversación para compartirla públicamente y expresar su denuncia. “Acaba de morir mi tío y esta es la respuesta de mi jefe”, escribía, publicando a continuación una imagen en la que presumiblemente el nombre de su jefe aparece tachado para preservar pese a todo su privacidad.

En la conversación de Whatsapp se puede leer a la afectada escribiendo: “Acaba de morir mi tío”, tras lo cual su jefe le expresa el habitual mensaje de condolencias. “Lo siento mucho, Pepi”.

A continuación, ella le informa de que “el duelo es esta tarde”, haciendo ver que debía ausentarse de su puesto de trabajo en esos duros momentos para toda la familia.

“A ver si podemos hacer para que salgas un poco antes. Los familiares de tercer grado no son motivo de ausencia”, le contesta entonces, recordándole el Estatuto de los Trabajadores en lugar de mostrarse cercano y ayudarla en un momento en que lo que necesitaba es un ápice de humanidad y apoyo después de perder a un ser querido.

Más allá, su siguiente mensaje es para interesarse en dónde se encuentra: ¿Tu estás en Málaga o en Cartama?”, le dice, cortándose ahí la conversación en la captura de pantalla compartida a través de Twitter.

Tras la difusión de lo ocurrido, multitud de usuarios en las redes sociales se han sumado a su indignación, muchos de ellos lamentando que con su respuesta el jefe constata que el trabajo, una vez más, está incluso por encima de la más dramática de las circunstancias, como es la muerte; la pérdida de un ser querido. De hecho, encendiéndose y enfadándose todavía más, buena parte de ellos denuncia que, encima, el jefe tenga razón en términos legales porque la ley así lo dispone y se lo permite decir.

Según el Estatuto de los Trabajadores, “previo aviso y justificación posterior a la empresa, el trabajador podrá ausentarse del trabajo, con derecho a remuneración” por fallecimiento, accidente o enfermedad grave, hospitalización o intervención quirúrgica sin hospitalización que precise reposo domiciliario de parientes (entre otras cuestiones susceptibles de permiso retribuido), “hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, dos días naturales o cuatro si se necesita desplazamiento”.

Esto quiere decir, fundamentalmente, que en el ámbito legal, –y en lo que se refiere a la consanguinidad–, solo está previsto el permiso retribuido si se trata del fallecimiento de padres e hijos (primer grado de consanguinidad) y hermanos, abuelos y nietos (segundo grado). Fuera de ello quedan entonces los tíos, sobrinos, bisabuelos, biznietos y primos hermanos.

En lo que se refiere al grado de afinidad, es decir, la relación de parentesco que une a las personas por un vínculo legal (como el matrimonio), en el primer grado estarían: el cónyuge, suegros, cónyuges de los hijos, cónyuge del padre, si no es la propia progenitora; cónyuge de la madre, si no es mi progenitor. En el segundo grado estarían los cónyuges de los hermanos de uno; los abuelos del cónyuge y los hermanastros.