La búsqueda de viviendas se puede convertir en toda una auténtica odisea. Precios elevadísimos y las "infraviviendas" son algunos de los motivos por los que cada vez más personas deciden abandonar las grandes urbes y poniendo su nuevo destino en los zonas rurales. Este éxodo ha aumentado la demanda de viviendas en estas zonas pero cerca de las principales ciudades como es el caso de un pueblo entero de Zamora que ha salido a la venta por 260.000 euros en un portal inmobiliario, un precio inferior a la media de los apartamentos de Madrid, que se sitúa en 298.000 €.
Cada vez son más las casas de ensueño que se anuncian a bajo coste en páginas webs, debido principalmente a la despoblación que se viven en muchas partes de España. Una de las más afectadas Castilla y León, que ha ido viendo como la esencia de sus pueblos se iba descomponiendo, hasta en muchas ocasiones quedar totalmente vacío. Es el caso de un pueblo ubicado en Zamora, Salto de Castro, el cual ha sido puesto a la venta por 260.000 euros.
La localidad fue abandonado en 1989, desde entonces está completamente deshabitado, y aunque el paso del tiempo ha pasado factura en sus estructuras aún conserva a la perfección su encanto. En total cuenta con 44 viviendas, de las cuales cinco son chalets independientes, "un bar, una iglesia" y hasta "una escuela, una hospedería con lavandería y salón comedor". Además, también se encuentran intactos el antiguo cuartel de la Guardia Civil, la piscina y las distintas zonas deportivas.
El comprador de este enorme espacio rural de 6.600 m2 tendrá que gastar casi 2 millones de euros para que el pueblo esté "100 % operativo y empezar a ser rentabilizado", según los actuales propietarios, quienes también aseguran que quien adquiera el pueblo podrá ser el beneficiario de subvenciones Estatales y por parte de la Junta de Castilla y León para llenar Salto de Castro de turistas, ya que existe la posibilidad de obtener una licencia de turismo rural.
Este era el plan de los antiguos propietarios, una familia dedicada al turismo que compró el pueblo en el año 2000 a Iberdrola. Pero sus planes se vieron truncados debido a la crisis de 2008. Ahora ya retirados del mundo de los negocios, la familia quiere que alguien vuelva a coger el testigo para convertir a Salto de Castro en uno de los destinos favoritos para desconectar del estrés de los grandes ciudades.