A raíz del caso de la familia de la pequeña Hazia, a la que una jueza ha cambiado el nombre por considerarlo inapropiado, hemos conocido el de otra pareja vasca, de Zorrotza, en Bilbao (Vizcaya), a la que le ocurrió lo mismo. Querían llamar a su hija Eki, que significa Sol en euskera, pero también la justicia le "corrigió" el nombre por ser de chico y no de chica. Ahora esperan un recurso que puede tardar hasta dos años.
Eki pretendía seguir la estela de nombres relacionados con la naturaleza de sus padres. "Yo soy Haizea, que significa viento, y Ekaitz, el nombre de su padre, significa tormenta", comenta la madre. Pero en el registro no lo permitieron, porque al consultar a la Real Academia de la Lengua Vasca, el nombre era masculino: "No nos permiten registrarla porque no hay ninguna", agrega la progenitora.
Mientras se resuelve el recurso, en toda su documentacion oficial, figura el nombre que le asigno la jueza: no Eki, sino Ekia. La ley no permite los nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la identificación, conceptos bastante interpretables que dan lugar a conflictos como estos.
Los gustos van cambiando, de los nombres de hace décadas, inspirados en el santoral, ahora se innova con deportes o series. Pero los registros tienen que proteger al menor: "Tu inscribes el nombre de un bebé que no tiene la opción de manifesterase en acuerdo o desacuerdo con ese nombre que su padres le han puesto", comentan los expertos en este sentido. Cuando sea mayor, podrá decidir.