Esta noche se han cumplido diez años de una de las mayores tragedias de nuestro país durante una fiesta de Halloween: la de la avalancha del Madrid Arena, en la que murieron Katia, Rocío, Cristina, Belén y María Teresa; cinco jóvenes que se encontraban entre las miles de personas que se habían congregado en el recinto, donde los organizadores no respetaron ni el aforo ni los protocolos ni las medidas de seguridad, como sucediese recientemente también en una fiesta de Halloween en Seúl con más de 150 muertos. El promotor del Madrid Arena, Miguel Ángel Flores, fue condenado a cuatro años de cárcel.
Todo ocurriría a las tres y media de la mañana. En el recinto había 16.000 personas, se abrió un portón y entraron 3.000 más que hacían botellón fuera. La gente se agolpó hacia la pista y en uno de los pasillos se produciría la avalancha fatal.
Mario, un policía fuera de servicio que asistió a los asistentes atrapados y llevó a una de las víctimas en brazos, ha tardado una década en poder volver a ver las imágenes.
“Muchas veces se te olvidan porque tu cabeza tiende a eliminar estas cosas, pero impresionan”, cuenta, señalando que fue “un hecho que nos cambió a todos en general”.
Diez años después, cuenta por primera vez la angustiosa experiencia que vivió en el lugar: “La gente no sabía lo que estaba pasando, era complicado. La gente no sabía la gravedad y no ayudaban”, relata, explicando que ayudó a sacar a muchas personas de la avalancha, y entre ellas a Rocío Oña, una de las víctimas mortales.
“Cuando yo consigo sacar a una de las víctimas lo primero que pienso es: voy a intentar sacarla de aquí hacia el exterior. Por un sitio sin salida, como una ratonera, donde la situación se agravó”, recuerda. Tanto fue así que, junto a Rocío, fallecieron Katia y Cristina.
“Mi hermana no sabía que iba a salir de fiesta y que no iba a volver nunca más a casa”, lamenta Tania Estebán, hermana de Katia, mientras la madre de Cristina, Isabel de la Fuente, denuncia: “Ocurrió por avaricia de unos y desidia de quienes tendían que haber vigilado las condiciones del recinto”.
La tragedia del Madrid Arena fue un cúmulo de negligencias. El pabellón no tenía licencia para conciertos. Miguel Ángel Flores vendió 6.000 entradas más de las permitidas y el doctor que era responsable no reanimó a las víctimas porque las dio por fallecidas desde el primer momento
“Cristina está enterrada en un columbario y los que propiciaron que ella esté ahí están en sus casas viviendo sus vidas”, lamenta su madre, mientras la hermana de Katia reprocha también la actitud del médico: “Su juramento es salvar las vidas y ayudar a las personas, y él no lo hizo”, denuncia.
Belén y Maria Teresa fallecieron semanas después. Son cinco víctimas que no deben caer en el olvido.