Hoy se cumple un año del asesinato del pequeño Alex, un joven que con tan solo 9 años fue secuestrado y asesinado por Francisco Javier Almeida, un pederasta y asesino el cual estaba en libertad condicional cuando perpetró los hechos. La localidad riojana de Lardero, que aún sigue en shock, ha convocado una manifestación dónde decenas de personas se concentrarán con globos y flores en honor al pequeño, mientras que el asesino disfruta de una situación de "privilegio" en la cárcel de Segovia, dónde cumple condena.
Almeida se llevó al pequeño a través de engaños de una fiesta en un parque de Lardero en la que estaba junto a sus amigos y familia, para pocos minutos después acabar con su vida. "Todo fue tan rápido que la madre vio a Álex muerto. Fue un shock", ha asegurado Miguel Fuentes, el teniente que se encargó de la investigación del crimen.
El asesino confieso lleva desde pocos días después del crimen encerrado en prisión con cierto "privilegio", aislado del resto de internos. Fue él mismo quien pidió permanecer bajo el artículo 75.2, el cual permite a los presos ser trasladados a otros destacamentos por sentirse amenazados o inadaptados. Y aunque esta situación anómala tienes una fecha de caducidad de tres meses, pero Francisco Javier lleva disfrutándola ya un año. Según señalan fuentes penitenciarias "es del todo excepcional que continúe con estas limitaciones. Nos costaría encontrar a un interno en España que lleve un año en el 75.2".
Estas mismas fuentes también han señalado que continua en esta situación tanto para su comodidad como para la del centro penitenciario de Segovia. "Es una situación en la que todos están cómodos porque a todos les viene bien. El interno es como quiere estar para así ahorrarse relacionarse con los otros y al sistema porque, de esta manera, se evita cualquier problema derivado del delito que ha cometido. No obstante, no estaría de más que el juez de Vigilancia se preguntara y así lo trasladara a Prisiones qué se está haciendo para eliminar las limitaciones regimentales a esta persona".
Ahora su situación podría cambiar de cara a la apertura del juicio oral que la jueza instructora del caso tiene que abrir. Las acusaciones y la defensa acaban de presentar sus escritos de calificación. Almeida se enfrenta a prisión permanente revisable y todo apunta a que a la Administración se le reclamará una cuantiosa responsabilidad civil.
El teniente Fuentes y el guardia Miguel Ángel Sáez han relatado a ABC todo lo que ocurrió aquel fatídico día que concluyó con el "crimen más doloroso" en los años años que llevan de servicio. Según el atestado policial, tan solo pasaron 39 minutos desde que Álex fue secuestrado hasta que se encontró su cuerpo prácticamente sin vida en los brazos de su asesino.
Según relató su progenitor ante el juez en abril, estaban disfrutando de una fiesta en la Plaza Entre Ríos de Lardero junto a decenas de niños y familias, así como que solo perdieron de vista a su hijo durante dos minutos. Momento que le bastó a Almeida para llevárselo a su domicilio con la intención de enseñarle sus pájaros.
Tras el aviso de la desaparición del menor, se activó un protocolo urgente entre la Policía Local y la Guardia Civil. "Policía Local y nosotros con más gente que ya estaba entrando en diferentes edificios. Sube una patrulla de Policía, a continuación Guardia Civil y el primer agente local se lo quita de los brazos y lo baja a la entrada. Álex ya no respiraba, el policía lo intenta reanimar con una desfibrilador que va a buscar al coche patrulla. Casi a la vez llegan los servicios sanitarios pero ya no hay nada que hacer", ha explicado Sáez sobre lo que ocurrió aquel día.
En ese preciso momento también se llevaba a cabo la detención de Francisco Javier Almeida como presunto autor del secuestro y asesinato del joven. Con los grilletes ya puestos, permanecía perplejo, sin abrir la boca cómo si no supiese lo que estaba ocurriendo. Mientras que desde el exterior se escuchaba un clamor por su cabeza. Cómo ha asegurado Sáez, "se mostraba tranquilo, mientras esperamos a la comitiva judicial y el levantamiento del cuerpo. No pidió nada, no mantuvo ningún tipo de conversación con nosotros ni ahí ni en los calabozos. Escuchaba el lío que había en la calle impasible".
Un año después de la trágica muerte, el rostro de Álex solo es conocido por los suyos y por los agentes que han llevado a cabo la investigación. Desde lo ocurrido su padres nunca se han pronunciado, siguen rotos por dentro, a la espera de que se haga justicia, y con la última imagen de su hijo tumbado en el suelo sin que los médicos puedan hacer nada para salvarle.