La noche de Halloween se acerca y, con ella, una de las festividades más mágicas de todo el año. Se trata de una fecha destacada a la que le sigue otra jornada clave: el Día de Todos los Santos. Ambas se encuentran íntimamente relacionadas y responden a la misma lógica: ese momento especial en el que el mundo de los vivos y el de los muertos se entremezclan, permitiéndonos comunicarnos con aquellos seres queridos que ya no se encuentran entre nosotros. ¿En qué se diferencian Halloween y el Día de Todos los Santos? ¿Por qué se celebran en jornadas separadas y cuál de ellas encaja más con la tradición en España?
De un tiempo a esta parte, Halloween se ha convertido en una noche celebrada en España casi con tanta intensidad como en Estados Unidos. Muchas de las costumbres que se aplican en nuestro país proceden precisamente de este país, aunque, si nos centramos en el origen más remoto de Halloween, tenemos que volver a Europa y, en concreto, a tiempos de los celtas: fueron ellos quienes crearon gran parte de los mitos sobre Halloween, exportados más adelante a Estados Unidos de la mano de los numerosos emigrantes irlandeses que viajaron allí en el siglo XIX.
Así, de la misma forma que en España fuimos creando nuestras propias costumbres derivadas de la tradición europea, también hemos ido importando costumbres norteamericanas que se unen, dejándonos con dos jornadas clave cargadas de rituales con todo tipo de procedencias. Eso sí, el hilo conductor es el mismo: tanto la noche de Halloween como el Día de Todos los Santos se centran en los espíritus, en la muerte y en la conexión con el más allá. A toda esta riqueza de tradiciones se le suman las que encontramos en Latinoamérica, donde los rituales y ceremonias ancestrales que ya existían en las comunidades indígenas en relación con la muerte y con la espiritualidad se entremezclan con los procedentes del cristianismo, dando como resultado una aproximación más ecléctica al tema de la muerte y la relación con los difuntos.
En definitiva, el mapa de tradiciones en torno a estas jornadas es de lo más diverso y bebe de las distintas culturas en las que se integran. En el caso de Halloween, el origen de esta celebración se encuentra en el pueblo celta, que celebraba una festividad llamada Samhain o 'noche de brujas'. Con el tiempo se convirtió en 'All Hallows Eve' que, en español, significa 'Víspera de todos los Santos'. Samhain se relacionaBA con el fin del verano, la recogida de las cosechas y el comienzo del nuevo año celta, y posteriormente fue incluida en el calendario cristiano con similar significado: fue entonces cuando surgió el concepto de la víspera de todos los Santos.
En cuanto al Día de Todos los Santos, se trata de una fiesta cristiana, occidental y solemne por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado y obtenido la visión beatífica, gozando de vida eterna. También se celebra en honor a todos los difuntos no canonizados pero que viven "en la presencia de Dios". El impulsor de la medida fue el Papa Gregorio III: durante su tiempo de pontífice (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor de todos los Santos para que éstos fueran venerados al menos un día al año.
Luego, a mediados del siglo IX, el Papa Gregorio IV extendió esta celebración a toda la Iglesia. La fecha elegida, el 1 de noviembre, podría tener que ver con hacer coincidir esta celebración con la de los pueblos germanos, ya que la meta de la Iglesia era absorber las tradiciones paganas e integrarlas entre las cristianas.