David Cantero ha calificado de estúpido y sucio el ritual de quemar las botas al final del camino de Santiago. Los zapateros, incluso, ofrecen un calzado nuevo y ceniza ecológica para evitar deteriorar un santuario para la naturaleza y un lugar mítico. Se quiere acabar con esa costumbre al llegar a Fisterra. Adiós a hacer lumbre, quemar las botas y arrojar las cenizas al mar, una tradición que es falsa. Hay contenedores porque lo que los peregrinos hacen es tóxico. "Pues me las llevo a casa", dicen muchos al conocer esta realidad.
Galicia se ha convertido en un destino muy deseado por su paisaje y su gastronomía. Este turismo también es muy popular gracias al Camino de Santiago, siendo miles de personas los que realizan este peregrinaje cada año. Este "falso ritual" ha dejado el `fin del mundo´ en un estado lamentable. Desde el ayuntamiento de la localidad gallega han anunciado que estas prácticas tienen los días contados imponiendo todos sus medios para acabar con esta fatídica tradición. Para ello han lanzado una campaña bajo el lema "Buen Camino, mejor final", para concienciar así de que la quema de prendas y botas pueden llegar a provocar incendios forestales en la zona, así como son muy contaminantes, debido a la gran cantidad de residuos que acaban en el mar.
Además, con el fin de evitar la acumulación de enseres que desde el consistorio aseguran que "provoca un paraje natural con aspecto de vertedero" han procedido a la colocación de un contenedor en el kilómetro cero del Camino, para que los peregrinos, que cada año baten récords de participación, puedan deshacerse de su equipamiento de una forma "limpia y sostenible".
Para evitar estas situaciones, los medios locales interpusieron carteles advirtiendo de la prohibición de realizar estas prácticas que se llevaban haciendo desde hace unos años atrás, pero cayeron en caso roto al no surtir efecto. Además, con la pandemia también surgió el problema de las mascarillas, sobre todo el pasado año, ya que aún eran obligatorias. Debido a esta situación, se hizo viral en las redes sociales una imagen de cientos de mascarillas colgadas como señal de que habían concluido con el camino. Ahora, con esta nueva iniciativa quieren erradicar de raíz estas incívicas tradiciones, que tienen hartos a los convecinos gallegos.