Cada día que pasa sin noticias de Santiago Sánchez Cogedor aumenta la angustia provocada por la incertidumbre. Oriundo de Alcalá de Henares, Madrid, lleva desaparecido desde el 2 de octubre, cuando contactó con sus allegados por última vez encontrándose en la frontera del Kurdistán con Irán; un destino de paso en el periplo que decidió iniciar a pie desde la capital española a Catar para ver el Mundial de fútbol.
De 40 años, su aventura de más de 11.000 kilómetros la inició en el mes de enero. En el viaje, cruzaría Francia, Mónaco e Italia, hasta llegar por la costa adriática a Albania, pasando después por Grecia, desde donde partiría a Turquía y al Kurdistán iraquí, donde desapareció.
“Último pueblo en el norte de Irak. Me separa una montaña para llegar a Irán, el siguiente país antes de llegar a Catar”, explicaba el pasado 1 de octubre en su última publicación hasta la fecha en Instagram. En ella, Santiago Sánchez Cogedor daba pistas de cómo era su carácter y cómo era su viaje: un periplo donde junto a la aventura la premisa siempre ha sido la solidaridad combinada con la ecología.
Con un “corazón grande” e impulsado por el deseo de “ayudar”, tal como expresan sus amigos, en la propia publicación Santiago contaba cómo en el lugar en el que se encontraba se había topado con unos niños con los que comenzó a jugar al balón, dibujando en ellos unas sonrisas de alegría que incluso los padres de estos quisieron compensar invitándole a comer en familia; algo que no dudó en aceptar.
El objetivo de Santiago era llegar hasta el Mundial de Catar asistiendo por el camino a aquellas buenas personas que encontraba: “Ayudando, recogiendo residuos, plásticos y demás”, ponía su granito de arena para dejar huella en cada uno de sus viajes, explican sus amigos.
No era esta, además, la única aventura de esta índole que había afrontado, dado que años atrás, desde que aflorase esta idea disruptiva en su cabeza, –cuando tenía 37–, se había propuesto viajar a Arabia Saudí en bicicleta. Y lo cumplió, sobreponiéndose incluso a la pandemia y hasta teniendo que permanecer confinado en un campo de refugiados durante cinco meses.
Por esta razón, recalcan quienes le conocen, Santiago no era nuevo en esto y no era una persona poco experimentada que pudiera sorprenderse viajando por estos lugares.
“Ha estado en más de 50 países por lo menos. Tiene experiencia en esto. Tiene que estar bloqueado, detenido o retenido”, expresa Miguel Bergado, uno de sus amigos, convencido de que no le dejan comunicarse con ellos y sus familiares.
El último mensaje que recibieron de él, advertía de la situación que vivía en el lugar: “El último WhatsApp nuestro es en la frontera. Chicos, está esto caliente, pero todo bien”, les contaba a sus amigos.
Santiago, apasionado seguidor del Real Madrid, llevaba entonces casi diez meses persiguiendo su misión de llegar al Mundial de fútbol. Ya solo quedaba cruzar el Golfo Pérsico en barco para llegar a Catar. Ahora, tras 18 días sin saber de él, la familia y sus allegados multiplican las acciones para encontrar respuestas y hallar noticias sobre su paradero. Para ello, el Ministerio de Exteriores ha hecho todos los trámites, pero por el momento siguen sin pistas de dónde y cómo se encuentra.