Rota de dolor y entre lágrimas, así ha vivido Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia la presentación de una escultura de sus hijas
Beatriz Zimmermann, madre de Anna y Olivia, tuvo una hija, Elsa, un día antes del primer aniversario del asesinato de sus dos hijas
La escultura ha sido encargada por la Fundación Diario de Avisos al artista Julio Nieto
Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia, sobre Tomás Gimeno: "Pensé que era un buen padre y me equivoqué"
Beatriz Zimmermann, la madre de las niñas Anna y Olivia, llegaba enfundada en un traje blanco a la plaza en la que se presentaba una escultura con las figuras de sus dos hijas asesinada por su padre, Tomás Gimeno, hace año y medio. No han faltado las lágrimas en su rostro ni los gestos de emoción mezclados con el dolor. Ha hablado del milagro de encontrar el cuerpo de Olivia, la mayor, aunque el silencio devoraba el rastro perdido de Anna. En medio de tanto desgarro, el rayo de luz de su reciente maternidad junto a su nueva pareja nos recuerda que la vida siempre encuentra la forma de abrirse camino.
MÁS
Al acto de descubrimiento de la escultura, encargada por la Fundación Diario de Avisos al artista Julio Nieto y cedida a la ciudad, ha tenido lugar este martes en Santa Cruz de Tenerife. Zimmermann ha vuelto a aprovechar la oportunidad para agradecer a todas las personas implicadas en la búsqueda de sus hijas, presuntamente asesinadas y arrojadas al mar por su expareja.
La escultura de Anna y Olivia Zimmermann es un mensaje de "no rotundo" a la violencia vicaria.
Las niñas Anna y Olivia tendrán para siempre un hueco en la memoria de Santa Cruz de Tenerife, que a partir de este martes luce una escultura en su honor y un mensaje de "no rotundo" a la violencia vicaria.
Zimmermann también ha agradecido el homenaje permanente a sus niñas y ha calificado de "milagro" el hallazgo del cadáver de la mayor, Olivia, precisamente el día de su onomástica, el 10 de junio de 2021.
Un hallazgo que permitió cerrar prácticamente un caso que conmocionó a toda la sociedad española y puso en el foco el fenómeno de la violencia vicaria, la ejercida sobre una hija o un hijo para hacer daño a la pareja.
El autor de la escultura, Julio Nieto, ha explicado, visiblemente emocionado, que ha sido un trabajo "duro", al que se ha dedicado plenamente en los últimos seis meses, y que en él ha pretendido reflejar una "mirada alegre", la de Anna y Olivia, que se tocan levemente las manos en un gesto "de complicidad, de confianza", y también de "inocencia infantil".
Nieto ha agradecido a Beatriz Zimmermann "la gran lección" que ha dado a todo el mundo por su "entereza" y su "forma de afrontar algo tan fuerte" como el crimen de sus dos niñas presuntamente a manos de su padre.
El acto ha estado amenizado por el coro de voces blancas de Santa Cruz, que ha interpretado el "Aleluyah" de Leonard Cohen y "Cuídame", de Pedro Guerra.
A su conclusión, el público asistente ha aplaudido a Beatriz Zimmermann mientras se dirigía a la furgoneta que la llevó hasta la avenida marítima de Santa Cruz con el bebé que ha tenido con su actual pareja.
La historia de un crimen que conmocionó a la sociedad española
Según la reconstrucción policial y judicial del caso, todo sucedió el mismo día: la supuesta desaparición de padre e hijas y el asesinato de las niñas y el posterior suicidio del progenitor, pero hasta que no fue hallado el cuerpo de Olivia en el fondo del mar transcurrió mes y medio de angustia y desesperación de una madre, y de una búsqueda sin descanso por tierra, mar y aire.
El padre, Tomás Gimeno, debía entregar a las pequeñas aquel 27 de abril de 2021 tras pasar la tarde con ellas, con arreglo al régimen de visitas que había acordado con su expareja.
Por teléfono, excusó su retraso en que estaba cenando con las niñas, cuando en realidad estaba perpetrando un plan preconcebido: asesinar a sus propias hijas y arrojarlas al mar antes de desaparecer sin dejar rastro.
Según la tesis de una de las juezas que instruyó la causa, lo hizo para causarle a Beatriz Zimmermann "el mayor dolor", dejándola de por vida con la incertidumbre sobre "la suerte o destino" que habían sufrido las pequeñas.