La prescripción de un delito es un concepto que genera cierta controversia a pesar de encontrarse ampliamente asentado en distintos ordenamientos jurídicos en todo el mundo. En cierto modo puede asociarse con la idea de perdón, así como con el olvido: si ha transcurrido un tiempo determinado sin que se produzca una denuncia por parte de la persona ofendida, se presupone que esta persona ha renunciado a la idea de denunciar los hechos y que, en cierto modo, ha perdonado u olvidado lo sucedido. Normalmente la prescripción va asociada a la gravedad del delito: no es lo mismo una lesión leve que un asesinato o una agresión sexual. Por eso, determinados delitos prescriben antes que otros. ¿Cuándo prescriben los delitos en España?
La prescripción se define como la extinción de la responsabilidad penal de quien haya cometido cualquier delito, y ocurre con el paso del tiempo desde que éste se cometió. El Código Penal define cuáles son los plazos de prescripción para cada tipo de delito teniendo en cuenta su gravedad, ya que no todos los delitos son igual de graves. Por este motivo también existen penas más o menos severas y, de hecho, el plazo de prescripción está directamente relacionado con la pena señalada para cada delito.
Por último, el plazo de prescripción comienza a correr desde que se cometió el acto delictivo pero, en caso de delitos continuados en el tiempo, este plazo empezará el día en que terminara esta conducta.
La ley también nos dice que, en la tentativa de homicidio y en los delitos de aborto no consentido, lesiones, trata de seres humanos, contra la libertad, de torturas y contra la integridad moral, la libertad e indemnidad sexuales, la intimidad, el derecho a la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio, cuando la víctima fuera menor de edad, el plazo computará desde el día en que ésta alcance la mayoría de edad, y si falleciera antes de alcanzarla, a partir de la fecha del fallecimiento.