En plena era digital, el uso de dinero físico cada vez es más residual. En su lugar, llevamos a cabo la mayor parte de nuestras transacciones diarias a través de aplicaciones e instrumentos como tarjetas de débito o de crédito. Sin embargo, el hecho de que nuestro dinero no se encuentre físicamente en nuestro bolsillo y a salvo de robos físicos no significa que quedemos libres de riesgo. La comisión de delitos también se aplica a la red y una de las posibles prácticas de las que podemos ser víctimas es el llamado duplicado de tarjeta. Si ves algún pago sospechoso, es importante actuar rápido para evitar daños mayores. Toma nota de qué hacer si te llega un pago con la tarjeta que no has autorizado.
Sufrir algún tipo de robo, estafa o cualquier otro delito relacionado con nuestras tarjetas bancarias es relativamente frecuente. Tanto que existen protocolos claros acerca de cómo actuar en estos casos. Cada banco define sus propias recomendaciones, pero existe una pauta clara en la que coincide cualquier entidad: avisar cuanto antes al banco para que puedan tomarse todas las medidas necesarias.
Por eso, si ves un movimiento extraño y tu propio banco no lo ha detectado (muchas veces la propia entidad nos alerta ante compras o contrataciones poco frecuentes o generadas en otros puntos geográficos), llama inmediatamente para ponerlo en conocimiento de la empresa. Así se podrá bloquear tu tarjeta y evitar nuevos cargos en tu cuenta.
El origen de este uso fraudulento puede ser variado: duplicación, robo o extravío de la tarjeta son las mas frecuentes. Además, no olvides la posibilidad de que esto suceda al realizar compras online. Existen webs falsas que suplantan la identidad o la marca de las originales de forma que, al realizar un pago, tu dinero irá a parar a manos de terceros (y no recibirás el producto o servicio abonado). También es probable que tus datos de pago se utilicen para realizar nuevos cargos en tu cuenta bancaria.
Sea cual sea el caso, el primer paso es siempre bloquear o anular la tarjeta: llama a tu banco por teléfono o utiliza la propia app para realizar este bloqueo, y comunícate con el departamento que se encargue de la seguridad de tus productos para gestionar la incidencia. La consecuencia será que no puedas usar tu tarjeta y que deba emitirse una nueva. Mientas tanto, lo normal será que tu banco te ofrezca opciones para sacar dinero en cajeros a través de otras vías de identificación.
Además, deberás reclamar a tu banco la devolución de las cantidades que hayan desaparecido de tu cuenta, algo que será posible siempre que el problema parta de una brecha de seguridad de la propia entidad. Por ejemplo, tal y como explica ING, si duplican tu tarjeta, y así se verifica, pero no lo descubres hasta que no ves los cargos en tu cuenta, el banco te devolverá el importe total de la operación (salvo negligencia grave del titular). En cambio, si te roban la tarjeta o la pierdes, serás el responsable de los gastos realizados hasta que lo comuniques.
Por eso, otra de las cosas que deberás hacer en ciertos casos es denunciar en comisaría. De esta forma, ayudarás a perseguir a los delincuentes responsables del fraude. Al hacerlo, facilita toda la información posible para que pueda rastrearse cualquier pista.
A modo preventivo, cuando realices compras por Internet, intenta hacerlo siempre en sitios seguros (presta atención a la dirección URL y fíjate en que comience siempre por HTTPS), verifica la pasarela de pago y sus sellos, y ten cuidado con las ofertas sospechosas. Comprobar la política de devoluciones es otro consejo clave, así como la información legal de la web.
Desde el Banco de España también aconsejan que, al pagar las compras online con la tarjeta, se utilicen medidas de seguridad adicionales, como la verificación en dos pasos a través de claves SMS u otras claves. No olvides, además, que no debes facilitar nunca datos de la tarjeta para el pago vía SMS, email o por teléfono.