A cuchilladas , machetazos y a tiros. Las bandas juveniles ya pasaron de controlar barrios y plazas para meterse de lleno en el tráfico de drogas, los robos violentos, la prostitución y la clonación de tarjetas de créditos. Este fin de semana, los grupos criminales protagonizaron las noticias con dos jóvenes muertos en Fuenlabrada y Móstoles. Los miembros de estas pandillas, importadas muchas de ellas de Latinoamérica, fichan a menores que caen en esta especie de familia que los introduce en la ilegalidad.
En España hay aproximadamente 600 bandas juveniles, según datos del ministerio de Interior. Protagonizan actuaciones criminales en Madrid y otras grandes ciudades, donde se han afincado los grupos violentos de jóvenes sin oficio ni beneficio para delinquir y después presumir en redes sociales donde han extendido sus territorios.
De las 600 bandas juveniles que recoge el Ministerio del Interior no solo están las más conocidas como los Ñetas', 'Lating Kings', Trinitarios' y 'Dominican Don’t Play' ; también se incluyen las de grupos de extrema derecha y extrema izquierda, las relacionadas con la violencia en el deporte.
Son los Ñetas', 'Lating Kings', Trinitarios' y 'Dominican Don’t Play', como se hacen llamar estos grupos criminales que captan a sus miembros entre jóvenes, muchos de ellos menores de edad, de familias desestructuradas.
La Policía habla de la actuación de estas bandas, con origen latino a principios del año 2000. Comenzaron adueñándose de calles, parques y plazas al punto de considerarlos territorios propios, por lo que la presencia de algún miembro de otra banda rival es una ofensa a su espacio.
Pero poco a poco, año tras año, han ido afianzando sus lazos y aumentando su actividad criminal en España. De controlar un barrio han pasado a controlar grandes cantidades de dinero, que solo existe cuando pasa por las manos de los cabecillas, después de robos organizados, venta de droga y una novedad financiera de las bandas, que es el cobro de cuotas por ser delincuente.
Para pertenecer a una banda el aspirante tendrá que pagar una cuota a la semana: a partir de los 5 a los 50 euros dependiendo de la edad. Los menores y adolescentes pagan 5 euros, mientras que para los mayores de 19 años la tarifa sube a 50 euros.
Esto las ha hecho más fuertes y con mayor capacidad para cometer actor delictivos. Además, conocen cómo funciona la ley y la manera de burlarla, explica a Informativos Telecinco Raúl Domingo, Portavoz de la Confederación Española de Policía (CEP), que reclama mayor dureza del legislador en la ley del Menor.
"Habría que pedir al legislador que tome conciencia sobre este fenómeno de las bandas, que no es temporal, sino que se ha visto acrecentado No es algo que vaya a menos."
"Ellos (los delincuentes) se han dado cuenta de que la Ley de Menor es muy laxa y se aprovechan de los menores para que cometan robos". Además tienen que hacer aportaciones cabecillas que son adultos, perfectamente integrados en España y fichan menores para cometan cierto delitos."
Los miembros más antiguos y experimentados lanzan sus anzuelos a adolescentes en parques y en las inmediaciones de los institutos. El perfil, por lo general, de los menores captados, suele ser el de jóvenes que pertenecen a familias desestructuradas o chicos con problemas de integración o de reconocimiento dentro del grupo social.
Así comienzan a coquetear algunos chicos y chicas menores de edad con estas pandillas organizadas por delincuentes adultos, que ejercen de cabecillas. La necesidad de aceptación o el acogimiento que encuentran en una banda, que funciona como una familia.
Por eso es tan importante, como subraya el portavoz de la Confederación Española de Policía, "la detección temprana y debería instruirse en los colegios institutos y en núcleos escolares a los profesores, que son los primeros en detectar si un niño está cambiando de actitud, si está distanciándose del grupo. En ese primer momento sería más fácil reconducirlo".
El número de bandas juveniles se mantiene en torno a las 600 desde 2019, con una leve tendencia al alza. En concreto, se ha pasado de 595 bandas monitorizadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en 2019, a un total de 627 en 2021.
Sin embargo, los sindicatos de Policía manejan otras cifras y reclaman "mayor número de agentes y medios materiales con el que trabajan estas fuerzas para evitar que las pandillas juveniles sigan reforzándose en las grandes ciudades, donde más actividad criminal tienen.
"En cualquier gran ciudad hay bandas, aunque en Madrid hay un número mayor de ellas, también en Barcelona, donde hay muchísimas bandas delincuenciales de diferentes nacionalidades", asegura Domingo, que apunta que "los robos de los relojes de lujo, son robos con violencia." En la ciudad estos grupos criminales actúan mejor "porque no es lo mismo estar en un pueblo de 600 habitantes que en una ciudad de dos millones ".
Las últimas noticias hablan de peleas, robos y enfrentamientos entre bandas que se acuchillan o se atacan a machetazos, pero cada vez se escucha más el uso de armas de fuego.
Algunos sindicatos policiales como la CEP pide más restricciones sobre la venta de armas blancas en España. El portavoz critica que "cualquier menor puede comprar un arma blanca de grandes dimensiones. Esto debería controlarse, sería un pequeño granito de arena".
Sobre el uso de pistolas en estos hechos violentos, Raúl Domingo asegura que "hay muchas armas de fuego en España, que es un país donde tradicionalmente ha sido así, porque hubo una guerra y hay muchas armas de ese tiempo, que siguen en la calle y además funcionan".
También señala, que ahora mismo "tenemos un conflicto armado muy cerca, antes hubo la guerra de los Balcanes y estamos en la UE y los traficantes las traen y la venden aquí. Igual que entran las drogas entran las armas de fuego".