Cada nueva temporada nos enfrentamos a la misma tarea: el famoso cambio de armario que nos lleva a almacenar la ropa de la temporada que termina y a hacer hueco para lo que vendrá. En el caso del otoño, toca despedirse de las prendas frescas, los bikinis y los bañadores, las sandalias y zapatos abiertos... para dejar paso a ropa más voluminosa: abrigos, jersey, bufandas... toman nuestro armario, con la desventaja de que ocupan más espacio que la ropa de verano. La parte positiva es que lo tendrás más fácil para almacenar tu ropa fresca hasta el próximo verano, pero deberás usar técnicas para que toda tu ropa de otoño/invierno esté visible y guardada de forma holgada y respetuosa con cada prenda. ¿Cómo guardar la ropa de verano para mantenerla como nueva?
Una de las grandes ventajas de hacer un cambio de armario es que puedes aprovechar para decir adiós a aquella ropa que no utilizas, bien donándola, bien tirándola cuando no se encuentre en condiciones adecuadas para su uso. Muchas veces guardamos cosas pensando en los 'por si acaso' y terminan transcurriendo años sin que las toquemos. Es más, es frecuente que el simple hecho de visualizar determinadas prendas nos genere cierto malestar o culpa por no estar dándoles uso, por los recuerdos que nos evoca... Para evitarlo, nada mejor que conocer el Método Konmari, que te ayudará a deshacerte de lo inservible o lo incómodo sin piedad y a dejar así espacio libre para que tu ropa respire o para introducir alguna prenda nueva que sí te haga sentir bien. Un ejemplo claro son esos pantalones en los que no cabes desde hace años y que guardas con la esperanza de que algún día puedas volver a usarlos.
Los expertos en orden recomiendan tomarte tu tiempo para llevar a cabo el cambio de armario: reserva una jornada tranquila (o media jornada si no necesitas más tiempo), ármate de paciencia y finaliza todo el proceso en el mismo día, incluyendo tanto el orden como la limpieza. Necesitarás hacerte con los accesorios adecuados: bolsas para guardar ropa, cajas para zapatos o accesorios... teniendo siempre en cuenta que debes almacenarlo todo de la forma más holgada posible, evitando la humedad y favoreciendo que las prendas respiren en la medida de lo posible. Por eso los materiales naturales serán tus grandes aliados, especialmente en el caso de los tejidos.
El siguiente paso es deshacerte de lo que no uses y hacerlo con toda la determinación posible. Un incentivo puede ser vender la ropa que no uses a través de alguna de las muchas apps de prendas de segunda mano. Además, es importante que almacenes la ropa limpia y seca, libre de polvo y, si es posible, utiliza bolsitas aromáticas y/o antipolillas para evitar disgustos.
A la hora de decidir en qué orden guardar tus prendas, sigue una metodología lógica: por ejemplo, es posible que los jerséis más finos puedan ser necesarios en un día algo caluroso y que quieras tenerlos relativamente a mano, mientras que las prendas absolutamente veraniegas no se utilizarán hasta dentro de un año. Si facilitas el acceso a las prendas en duda, evitarás que el caos vuelva a instalarse en tu armario en pocas semanas. También ayuda guardar la ropa por categorías en lugar de mezclarla: almacena las camisetas con las camisetas, los pantalones con los pantalones... y todo será más sencillo.
Si tienes que comprar bolsas de almacenamiento, lo mejor es que optes por modelos que transpiren y que cuenten con una parte transparente que te permita ver su contenido, o bien con un área en la que etiquetar. También existen bolsas de vacío, que te permitirán ahorrar espacio con la ropa más voluminosa. En cuanto a los zapatos, las cajas o las fundas de plástico son la mejor opción, siempre dependiendo de lo delicados que sean: evita que se amontonen y se dañen en el proceso.
En cuanto al orden en la ropa de otoño/invierno, dado que se trata de prendas más voluminosas, puede ser más necesario que nunca racionalizar y quitarte de encima las prendas que no utilices. Además, puedes distribuir la ropa haciendo uso de otros espacios de tu hogar para las prendas que vayas a usar menos, o bien guardar los abrigos y bufandas en un armario de salón. La clave es que, al abrir el armario, tengas una visión lo más clara posible de las prendas de que dispones, y que éstas no se encuentren amontonadas en una percha.
Por último, es recomendable dejar algunas prendas básicas de la pasada temporada a mano: puede que necesites un bañador o bikini para una escapada, o que algunas camisetas o ropa formal sirva para ambas temporadas en función del resto de prendas que utilices para combinarlas.