Universalizar el comedor escolar en infantil y el Primaria renta y mucho. No solo porque evita enfermedades en los hogares con menos recursos sino que supone un espaldarazo para los más pequeños de cara a su futuro. Extender el comedor escolar a todos los niños de Infantil y Primaria tiene enormes beneficios a largo plazo: ganan en estatura, están más sanos, rinden más y, de adultos, obtienen mayores ingresos, según un análisis del profesor de la Universidad de Estocolmo José Montalbán, que se basa en una investigación realizada en Suecia.
En una entrevista telefónica con EFE, el especialista en economía de la educación defiende que la universalización del comedor escolar es una de las políticas con un mayor retorno, más incluso que la bajada de ratios de alumnos por profesor, una de las medidas más demandadas por la comunidad educativa española desde hace mucho tiempo.
Su análisis de coste-beneficio se basa en un reciente estudio de investigación publicado en Suecia, que empareja datos históricos con datos administrativos de la población sueca a lo largo de 50 años (desde que los alumnos están en primaria hasta que se jubilan). La conclusión es que los resultados son extrapolables a España, afirma. La mejora de la calidad nutricional durante un periodo de nueve años -de segundo ciclo de Infantil hasta Primaria- tiene "un impacto que va desde la mejora de sus capacidades académicas a tener en el futuro" trabajos mejor retribuidos, junto a efectos indirectos como el aumento de la oferta laboral de las madres. Incluso, explica Montalbán, se ha visto que los niños suecos que acudían al comedor de la escuela eran más altos de adultos (El país mide a toda su población a los 18 años para su registro militar).
Los estudiantes que fueron durante su educación primaria al comedor escolar universal incrementaron sus ingresos en un 3 % a lo largo de su vida laboral con respecto a los que no fueron. Aquellos con rentas familiares más bajas fueron los que más se beneficiaron de esta política, aumentando sus ingresos futuros en un 5,8 %.
En España, explica el investigador del Instituto sueco de Investigaciones Sociales de la Universidad de Estocolmo, "tenemos casi toda la infraestructura de comedores construida, alrededor del 70 % de los centros ya tiene, pero solo lo usa el 40 % de los niños de Infantil y Primaria, por lo tanto hay mucho margen de mejora".
Se une a ello que solo el 11,2 % de los pequeños tiene una beca de comedor, en consecuencia para universalizar este servicio haría falta invertir algo más de 1.600 millones de euros, cifra que "no es desorbitada si tenemos en cuenta que el presupuesto de educación supera en nuestro país los 50.000 millones".
En primer lugar, defiende Montalbán, habría que construir los comedores en los centros educativos donde aún no existen, lo que tendría un coste más alto en los primeros años, y a partir de ahí aumentar el presupuesto un 3 %". En Suecia, Finlandia y Estonia, los comedores escolares están totalmente subvencionados; en Francia, Italia y Gran Bretaña se beca a una pequeña parte y en Noruega y Dinamarca, no hay comedores escolares, y los niños llevan su propia comida al colegio.
Esta última opción, opina el profesor, no ayuda a conseguir uno de los objetivos básicos del comedor escolar que es que todos los niños disfruten de una dieta equilibrada y "tengan la suficiente nutrición para enfrentarse al día". Precisamente, España es uno de los países de la Unión Europea con un mayor número de niños con sobrepeso.
Otras consecuencias del comedor escolar universal es que se incrementan los años de escolarización y la probabilidad de acceder a la universidad. España tiene un sistema de comedor escolar de subvención parcial, en el que cada comunidad autónoma tiene su propia regulación sobre los servicios que ofrece, y hay fuertes diferencias entre comunidades autónomas.
En el curso 2020/21 el precio diario del comedor osciló entre los 3,5 y 6,5 euros al día (entre 612,5 y 1 137 euros al año).
Hace unos días, el Ministerio de Consumo abrió la consulta pública de un real decreto que tiene por objetivo garantizar el acceso a una alimentación y nutrición de calidad en los comedores escolares, con menús donde estén presentes al menos un 45% de frutas y hortalizas de temporada.
Save the Children critica que en autonomías como Comunidad Valenciana ―en la que vive Carola―, Murcia y Aragón las ayudas sean por concurrencia competitiva: "Si no queda presupuesto en esa partida, aunque las familias cumplan los requisitos se pueden quedar sin ayuda". A esto le añaden que la ayuda no es completa, sino parcial. Señalan que esto también sucede en territorios como la Comunidad de Madrid, La Rioja, Cantabria y Baleares.
Las consecuencias de que los menores en pobreza es que caigan en la malnutrición. "Lo más probable es que se alimenten mal en sus casas por la dificultad económica de sus familias de comprar alimentos de calidad, falta de conciliación, nivel cultura, etc.", incide Ferrer.
Una mala alimentación puede contribuir a la obesidad infantil. A su vez, esta puede derivar en enfermedades crónicas como la diabetes de tipo 2, trastornos del sueño, hígado graso no alcohólico, colesterol alto e hipertensión. La situación en los institutos es aún peor que en los colegios, recalca la ONG. Señala que Euskadi y Galicia destacan por ofrecer comedor en los institutos. "En el resto de las regiones son casi inexistentes. Solo uno de cada 10 institutos públicos tiene comedor escolar", finaliza.