El incendio de Los Guájares, en Granada, sigue avanzando fuera de control. Los pueblos de Los Azebuches e Ízbor permanecen confinados y se pide a los vecinos que permanezcan atentos a posibles evacuaciones. Ya han ardido 4.000 hectáreas. Los bomberos miran al cielo deseando que caiga la lluvia.
Las brigadas de extinción han seguido trabajando durante toda la noche, pero el viento, cambiante, está dificultando mucho su lucha contra las llamas.
Desde la Nacional 323 se apreciaba esta noche perfectamente el infierno desatado en Los Guájares, Granada. Un tramo de esa carretera y también otra secundaria que comunica varios municipios de la sierra de Granada han sido cortados al tráfico.
El mismo desolador panorama se ve en la A-44 a la altura de Rules. “Es toda la ladera de la montaña...”, dice una persona que viaja en coche.
El viento y una orografía de barrancos van continuamente a la contra de los 180 efectivos que no han podido impedir que las llamas cerquen los municipios de Acebuches e Ízbor. Ya ha llegado a Ízbor y está a un kilómetro de la presa de Rules y a un kilómetro de Vélez y del Río.
Las autoridades han confinado a 200 vecinos e instan a todo el que pueda que marche a una segunda residencia, y a los demás, les piden estar localizables por si hiciera falta desalojarles.
Son 4.000 las hectáreas perdidas en un incendio que también afecta ya la calidad del aire, considerado desfavorable para quienes lo respiran, incluso en Granada Capital.
El contrapunto positivo lo pone la lluvia que ha caído a ratos esta madrugada, convertida en esperanza y aliada en la lucha contra las llamas.