Hace un año, en esta semana, se detectaron las primeras señales de alarma en Cumbre Vieja, en la isla de La Palma (Canarias). Todavía hoy en el cono volcánico las temperaturas son altísimas y hay zonas donde los gases son aún letales. Hasta 85 días de erupción dejaron muchas cicatrices. Algunas son imborrables, mientras que otras van curando. Como las carreteras que vuelven a estar operativas.
Y es que un año después de la erupción, la colada continúa a más de 700 grados centígrados de temperatura. Lo que parecía antes imposible, ahora se ha convertido en una realidad: las comunicaciones entre el norte y el sur de la isla, por la cara oeste, que se rompieron por completo, se han restablecido gracias a una carretera de tres kilómetros. Los vecinos recuperan poco a poco la normalidad.
El cono volcánico también sigue presentando temperaturas altísimas. Además, los niveles de CO2 en las viviendas de Puerto Naos todavía son letales. Nadie imaginaba una destrucción tan grande. "Nunca me lo imaginé, jamás", ha explicado esta jornada un vecino. Hace justo un año se detectaron una serie de pequeños temblores, un enjambre sísmico. Algo habitual en la isla, en un principio.
"Vivimos con los volcanes" ha detallado una mujer. Aquella vez, los temblores se contaban por miles en cuatro días y se producían cada vez más cerca de la superficie. El magma estaba trasladándose y la inquietud crecía. "Tenía preparada mi mochila con todo", ha precisado otra vecina sobre aquel momento. Estaban a punto de enfrentarse a una erupción volcánica de 85 días que iba a sepultar bajo la lava 1.200 hectáreas de terreno .