El teléfono móvil de Déborah Fernández-Cervera, la joven de Vigo cuyo cadáver fue encontrado en una cuneta de O Rosal (Pontevedra) en mayo de 2002, ha aparecido en las dependencias de la Policía Nacional en Madrid, junto con efectos y documentación referentes a la investigación del caso.
Así lo ha hecho saber la familia de la joven y su equipo de abogados en un comunicado en el que subrayan que el teléfono móvil, desaparecido desde el inicio de las investigaciones ha sido localizado sin la tarjeta SIM. De momento, el único investigado por la muerte de Déborah es exnovio.
Al parecer, el hallazgo se produjo a raíz de unas obras que se están realizando en las dependencias de la UDEV Central, dentro del Complejo Policial de Canillas, en Madrid, con ocasión de las cuales se han efectuado traslados tanto de personal como de documentación en la Sección de Homicidios y Desaparecidos.
Según un oficio de la Policía Nacional citado en el comunicado de la familia de Déborah, "aprovechando el final de las obras y el regreso a la ubicación original, se ha iniciado un proceso de digitalización de la documentación existente en la Sección, motivo por el cual se está revisando todo lo archivado".
Eso ha llevado a que "en el despacho que ocupa el Grupo I de Homicidios, junto a documentación relativa a otros asuntos antiguos investigados en su momento por ese grupo, se haya hallado un legajo desconocido hasta la fecha que contiene efectos y documentación referentes a la investigación sobre la muerte de Déborah Fernández-Cerveza Neira”, añade el oficio para indignación de la familia de la joven viguesa, que dice sentir “vergüenza”.
“¿A esto le llaman un sistema garantista?”, se pregunta Rosa, hermana de Déborah y habitualmente portavoz de la familia, quien en la nota carga contra un Ministerio Fiscal “apocado y sin sangre” desinteresado de la causa y por saber la verdad, contra la jueza y contra la Policía Nacional, “que ni siquiera saben dónde guardan las pruebas de un caso de esta gravedad y que las presentan 20 años más tarde, con todo su cuajo, cuando la mayor parte de la causa está prescrita”.
Además, la familia recuerda que el hallazgo del teléfono se ha producido cuando la titular del Juzgado de Tui ha denegado la petición de los letrados de la familia de conocer la cadena de custodia del disco duro del ordenador de Déborah y detalles sobre la naturaleza del acta de recogida del mismo.
A ello, añade, se une la “negativa reiterada” de la jueza a las peticiones hechas por los letrados de que se incorporara a la causa judicial el contenido de todos los legajos policiales de los que hasta el día de ayer se tenía constancia. Por todo lo anterior, los abogados de la familia de Déborah van a pedir que se depuren las oportunas responsabilidades, sin descartar la presentación de reclamaciones judiciales.
Todo esto podría complicar aún más una causa que se cerró oficialmente en 2010, que se reabrió en 2019 y que, tras la declaración el pasado marzo en el juzgado por primera vez del único investigado, el exnovio de la joven, está pendiente de su archivo o de la apertura de juicio oral en función de los resultados de unas últimas diligencias.
Pendiente está también la resolución por parte de la Audiencia de Pontevedra de un recurso de apelación presentado por la familia contra la negativa de la jueza de tramitar el procedimiento por la Ley del Tribunal del Jurado, lo que podría llevar al único investigado a sentarse en el banquillo frente a un jurado popular.