Las reservas de agua en los embalses españoles han entrado en niveles tan bajos que hay que remontarse a una sequía histórica, la de 1995, para ver una situación comparable. En esta última semana, la cantidad de agua embalsada ha bajado de los veinte mil hectómetros cúbicos, algo que no pasaba desde hace 27 años.
Los embalses españoles contienen ahora mismo 19.671 hm3, son diez mil menos que la media de la última década. Si las reservas de media han superado el 53% de promedio, ahora están en el 35%.
La previsión es que las cifras sigan empeorando en las próximas semanas, porque, lluvias ocasionales al margen, los datos hacen prever un otoño seco, sobre todo en la vertiente atlántica, que es la más afectada por la sequía.
El gran problema ha sido la falta de lluvias en la temporada del año en la que debía de llover. En el otoño y la primavera los embalses sólo ganaron 6.700 hectómetros cúbicos, para después perder 8.800 en verano. El punto de partida era ya por lo tanto malo; tanto que de nuevo hay que remontarse a 1995 para ver una situación tan adversa.
En aquellos años, el nivel de los embalses quedó por debajo de los 13.000 hm3, cerca de ocho millones de personas sufrieron restricciones de agua y las autoridades llegaron a calificar la situación como la peor del siglo, aún más adversa que la mítica "pertinaz sequía" de inicios del franquismo, que llevó a la construcción de embalses.
La sequía de 1995 se resolvió con una recuperación insólita. En sólo tres meses del otoño y el invierno, los embalses ganaron casi 22.000 hectómetros cúbicos, casi el doble de lo que quedaba almacenado. Esta vez no se prevé nada similar.
Estos promedios de toda España no deben ocultar, además, la situación por ámbitos territoriales; porque, por ejemplo, dos cuencas habitualmente frágiles como las del Júcar y el Segura se mantienen o incluso mejoran con respecto a los últimos años, al haberse registrado más lluvias de lo habitual.
Las pérdidas de agua embalsada se concentran en otros lugares, como puede verse si comparamos la situación actual con el promedio de la última década para esta época del año:
Las cuencas internas de Cataluña, por ejemplo, se encuentran ahora peor de lo que llegaron a estar en 1995, aunque no han llegado a los niveles de 2008, que también se recuperaron con aguaceros muy intensos durante la primavera y el verano.