Náuseas, vómitos y diarreas, así afecta la toxina estafilocócica encontrada en botes de hongos fritos
La intoxicación alimentaria estafilocócica es una de las enfermedades transmitidas por los alimentos más comunes en el mundo
Los síntomas graves son raros pero pueden aparecer con mayor frecuencia en bebés, ancianos o personas inmunocomprometidas
Las enterotoxinas son muy resistentes, por lo que una vez formadas en el alimento es extremadamente difícil eliminarlas
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) ha informado de la presencia de toxina estafilocócica en hongos fritos en aceite de oliva (Boletus edulis) comercializados bajo las siguientes marcas: EL AGRICULTOR, EMPERATRIZ, HUERTA REAL, BOLETUS, LIERNI y RADVI, todas ellas con número de lote 02/02/2021 y fecha de consumo preferente 02/02/2026. La distribución inicial ha sido a las comunidades autónomas de Navarra, País Vasco, Asturias, Cataluña, Castilla La- Mancha, Canarias y La Rioja. Por fortuna, los síntomas graves asociados a la toxina estafilocócica son raros, pero pueden aparecer con mayor frecuencia en bebés, ancianos o personas inmunocomprometidas. La enfermedad no se transmite de persona a persona.
La intoxicación alimentaria estafilocócica es una intoxicación provocada por el consumo de alimentos que contienen cantidades suficientes de una, o más de una, enterotoxinas que son producidas habitualmente por la bacteria Staphylococcus aureus. Para que aparezca la intoxicación, son necesarias dos condiciones. Primera, que la bacteria esté presente en la comida y segunda, que los alimentos sean almacenados a temperaturas y tiempos incorrectos, lo que permite el crecimiento del patógeno y la producción de enterotoxinas. Las enterotoxinas son muy estables, capaces de resistir temperaturas de 100°C durante 15-30 minutos, soportar temperaturas de congelación y el secado, así como la acción de enzimas proteolíticas, por lo que una vez formadas en el alimento, es extremadamente difícil eliminarlas. La intoxicación alimentaria estafilocócica es una de las enfermedades transmitidas por los alimentos más comunes en el mundo y es habitual que cada año aparezcan brotes en diferentes países. Entre las últimas, una de las intoxicaciones alimentarias por toxina estafilocócica de mayor envergadura ocurrió en junio del año 2000 en la región japonesa de Kansai. Afectó a 13.420 personas. Las personas intoxicadas ingirieron algunos productos lácteos, incluida leche baja en grasa y yogur líquido fabricado por una fábrica en la ciudad de Osaka. El ingrediente principal de estos productos lácteos era la leche descremada en polvo fabricada por una fábrica en Hokkaido, la isla más septentrional de Japón. Cantidades pequeñas de enterotoxinas estafilocócicas A y H fueron detectadas en la leche reconstituida y en la leche en polvo utilizada.
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Los alimentos implicados en intoxicaciones alimentarias estafilocócicas varían de un país a otro, debido a la diversidad en los hábitos alimentarios, pero, en general, requieren un considerable grado de manipulación durante su elaboración. Los ejemplos son múltiples e incluyen, entre otros alimentos, productos de panadería y pastelería, productos precocinados, tanto cárnicos cómo de pescado, productos lácteos, ensaladas, productos elaborados a base de huevo, etc. La principal fuente de contaminación suelen ser los manipuladores de alimentos, por lo que debe existir un control y formación eficaz de los operarios, para certificar que se cumplan y respeten las normas de fabricación de alimentos.
Náuseas, vómitos y calambres estomacales
La intoxicación alimentaria por toxina estafilocócica está caracterizada por un comienzo repentino de náuseas, vómitos y calambres estomacales. La mayoría de las personas también tienen diarrea y algunas manifiestan fiebre y dolor de cabeza. La diarrea ocasiona pérdida severa de líquidos y electrolitos que puede causar debilidad y bajada significativa de la presión arterial. En general, los síntomas comienzan a ser evidentes en un intervalo de 30 minutos a 8 horas después de comer o beber un producto que contenga la toxina estafilocócica. Habitualmente, como ocurre con la mayoría de las toxinas, cuanto mayor sea la concentración de la toxina, o mayor sea la cantidad de producto contaminado ingerida, menor será el período de incubación y más graves los síntomas. En condiciones normales, los síntomas no suelen durar más de 24-48 horas. La reposición de líquidos y electrolitos es fundamental para prevenir la deshidratación. Los antibióticos no son efectivos en el tratamiento de esta enfermedad.
En el caso de haber consumido hongos fritos en aceite de oliva (Boletus edulis) del lote afectado y presentar alguna sintomatología como náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal o postración, es recomendable acudir a un centro de salud. Del mismo modo, es recomendable que las personas que tengan en su domicilio productos afectados por esta alerta, no los consuman y los devuelvan al punto de compra.