Rodeada por las llamas, presa del pánico, jadeando y respirando a duras penas en mitad del humo, una mujer relataba en directo los momentos de angustia vividos en el tren de Renfe que cubría el trayecto entre Valencia y Zaragoza que se vio atrapado por el incendio de Bejís (Castellón). Desesperada, en esos momentos en los que varios pasajeros saldrían con graves quemaduras, requiriendo hospitalización, clamaba por recibir auxilio: “Estamos corriendo, huyendo del fuego, pero por favor, llamad al 112 o algo. ¡Que nos vengan a recoger a la carretera!”, exclamaba.
El suceso, que se produjo durante la tarde de este martes, sobrecogió a los pasajeros cuando se encontraban a la altura del apeadero de Torás-Bejis cuando iban rumbo hacia Zaragoza. De pronto, todos los presentes en el convoy se vieron rodeados por las llamas, completamente acorralados. En esos momentos, la maquinista intervino con una rápida actuación y pidió a los pasajeros mantener la calma y permanecer dentro del tren, mientras se apresuraba a invertir el sentido de la marcha para alejarse del foco en el que se encontraba el fuego. Sin embargo, varios de los viajeros, aterrorizados, lejos de permanecer en el interior, al pensar que iban a ser alcanzados decidieron romper las ventanas y salir del convoy; una decisión fatal, según los expertos, porque ello propició que dejasen de estar protegidos por la estructura del tren mientras la maquinista daba la vuelta, tal como había dispuesto.
De este modo, fueron varios los pasajeros que sufrieron graves quemaduras. En total, cinco mujeres y un hombre permanecen ingresados en el hospital La Fe y el General de Valencia tras sufrir heridas de distinta consideración, mientras han sido dados de alta un varón de 56 años en Sagunt y un niño de 4 años en el Clínico. Específicamente, los heridos que permanecen ingresados en La Fe son cinco personas por quemaduras: tres mujeres de 62, 43 y 24 años con pronóstico grave; una adolescente de 15 años con pronóstico moderado y un hombre de 48 igualmente con pronóstico moderado, según los datos facilitados por la Conselleria de Sanidad que dirige Miguel Mínguez.
La mujer de 62 años fue trasladada, al igual que la joven de 15, directamente desde Caudiel a La Fe, mientras que el resto de los heridos en este centro han llegado remitidos desde el Clínico y Hospital de Sagunt. En el General de Valencia, por su parte se encuentra ingresada una mujer de 30 años que presenta fractura de tobillo. En total, unas once personas precisaron asistencia tras lo acontecido en el tren, que detuvo su marcha entre Masadas Blancas y Barracas para regresar a Caudiel ante la proximidad del fuego de Bejís.
Hasta el lugar de los hechos hubieron de desplazarse distintas ambulancias, mientras los afectados fueron trasladados a hospitales en helicóptero medicalizado. La situación era tal que, de hecho, se estableció un hospital de campaña en Jérica, y los vecinos del pueblo acudieron, sobresaltados por las sirenas de emergencia, para ayudar en todo lo que pudieron. “Empezamos a oír un montón de sirenas. El tren estuvo pitando un rato. Yo estaba en la terraza viendo la evolución del incendio y cuando seguí escuchando un montón de sirenas, y de distintos tipos, ya salí y bajé a la estación. Me presenté a la Guardia Civil y pregunté si podía ayudar en algo. Me encontré con una escena terrible. Habían evacuado a los heridos; estaban tapados con las mantas térmicas”, ha relatado un testigo, quien ha contado que las indicaciones de la médica del SAMUR en la zona fueron clave, junto a la enfermera y todos los que se sumaron a la ayuda.
Entre ellos, “sanitarios del pueblo que bajaron y dejaron todo”. “Nos coordinamos muy bien”, ha contado, indicando que a la ayuda se sumó hasta una matrona. Lo mismo narra una vecina que se apresuró igualmente a ayudar con agua y con mantas, bajando hasta la zona todo lo que la Guardia Civil o los médicos le demandasen: “Me di cuenta de que la gente estaba tapada y quemada en el arcén. Como no había mucha gente y nosotras vivimos aquí, les llevé agua, mantas, lo que ellos nos pedían. La gente estaba en el suelo. Empezaron a pedir más ambulancias, helicópteros. Fue todo muy rápido”, narra, relatando cómo fueron esos primeros momentos.
“Estaban con gasas. Bajó una chica que es médico y un chico que es enfermero, del pueblo”, señala. La madre de esta testigo también presenció todo: “Salió una señora con toda la cabeza vendada. La llevaban en una camilla. La metieron… Yo vi que metieron lo menos 10 en ambulancias. Estuvo la cosa fatal”, cuenta.
Ahora, la investigación de lo sucedido está en manos de Renfe. Todo apunta a que la actuación de la maquinista fue “correcta y preventiva”, como ha indicado el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y no se duda de su actuación. De hecho, como apuntan los expertos, la pauta correcta era permanecer en el convoy y “mantener la calma”, pese al pánico, tal como la conductora demandaba. Ello, mientras se invertía la marcha, procuraba mayor protección que exponerse al riesgo exterior. Tal es el caso que los viajeros que permanecieron en el interior no han resultado heridos, según fuentes de Renfe.