Podríamos estar ante la peor sequía que sufre el continente en 500 años, según la Comisión Europea. Del verde habitual, al amarillo propio de otras latitudes. Así están los parques en el Reino Unido, donde el gobierno ha declarado este viernes la alerta por la anomalía climatológica. Una situación que se repite en Países Bajos, o en Alemania, donde los barcos empiezan a tener problemas para surcar el río Rin, que fluye más bajo que nunca. En España arrecian las campañas para suspender las fiestas del agua que se celebran estos días en varias localidades, mientras que los embalses y reservas mantienen un nivel preocupante.
Reino Unido está dejando imágenes insólitas. En la capital, Londres, los parques se presentan de color amarillo, una imagen que se extrapola a todo el país, especialmente al sur y centro de Inglaterra, donde hace mucho tiempo que no llueve y donde las autoridades han prohibido el uso de mangueras de agua y han decretado el estado de sequía en hasta ocho regiones. Las compañías proveedoras podrán imponer restricciones a las familias, según lo consideren, para mantener los niveles de las reservas. El nacimiento del río Támesis está seco, algo que nunca había pasado.
Alemania se enfrenta al peor verano desde 1881. Tanto es así que algunas de las anchuras de los ríos más importantes que cruzan la República se han visto reducidas a la mitad. Han perdido tanto caudal, como en el caso del río Rin, que podría poner en peligro el transporte de mercancías y el abastecimiento a las fábricas de carbón, lo que podría empeorar la crisis energética. Situación crítica también en la zona de los Alpes, en especial la vecina Suiza, muy castigada por la sequía y las altas temperaturas. El Ejército está sobrevolando las áreas poco accesibles para abastecer desde helicópteros con agua al ganado.
Bélgica y Países Bajos están registrando las peores sequías en más de un siglo. En países tan acostumbrados a la lluvia, la escasez de agua está causando verdaderos estragos. Los ríos se están secando y el verde deja paso al amarillo. Muchas casas registran grietas y hay gran preocupación por la estabilidad de los diques en los canales holandeses. Esto ha empujado al Gobierno neerlandés a decretar la situación de emergencia, limitando el uso del agua en la agricultura. La región, hace solo un año, vivió las peores inundaciones de su historia. Los expertos ya lo advierten: con el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos han venido para quedarse.
En España, la situación también es alarmante. Siete comunidades autónomas ya tienen restricciones al consumo de agua. Galicia, Cataluña y Andalucía son, con diferencia, las más afectadas. Decenas de municipios tienen prohibido regar sus jardínes, lavar los coches o llenar las piscinas. Medidas más que justificadas si miramos el nivel de los embalses. Tendríamos que remontarnos a casi tres décadas para ver nuestra reserva hídrica así de comprometida: a un escaso 39% de su capacidad.
Con este panorama, era de esperar la polémica por algunas de las tradicionales celebraciones que nos esperan. La famosa fiesta del agua en Vilagacía de Arousa, en Pontevedra (Galicia), está en vilo por la denuncia de los ecologistas, aunque los vecinos también están divididos. El próximo martes se repite la fiesta, pero aseguran que será diferente: no habrá mangueras, solo cubos de agua desde las viviendas, además de otras medidas que aseguran que son suficientes para no derrochar.
En el pueblo son pocos los que critican la celebración. La gran mayoría no se quiere perder el festejo. Tampoco renuncian a su famosa Banyà los vecinos de Torremanzanas, en Alicante (Comunidad Valenciana). El lunes se mojarán con sequía o sin ella. Su Ayuntamiento ni siquiera se ha planteado cancelarla. Los que sí han renunciado a estas batallas han sido consistorios como el de Molinaseca, en León (CyL). En Fuenteheridos, en Huelva (Andalucía), tampoco tendrán sus famosos toboganes en las calles, porque ahí, en la sierra de Aracena, es donde másestán sufriendo a diario los cortes de agua. Fiestas en plena sequía: "Queremos agua para celebrar, pero también para beber".