La localidad de Herrera de Ibio, en Cantabria, ha vivido estos días un intenso debate. En este municipio de poco más de 200 habitantes, hay un sonido que tiene enfrentados a los vecinos del pueblo con los turistas que llegan cada verano. Se trata de la campana de la parroquia que suena cada media hora, incluso por la noche. Los visitantes se han quejado porque dicen que no pueden dormir.
El caso es que el párroco del pueblo silenció las campanas durante la noche, ante las quejas de los turistas, y eso encendió aún más la polémica. Es más, la medida ha durado solo tres semanas. Los vecinos protestaron y colgaron carteles recordando que son los visitantes los que se tienen que adaptar a la zona, y no al revés. Las campanas volvían a sonar este lunes y se celebró hasta con cohetes.
Tres semanas de conflicto por el sonido de las campanas. "Se quejaron a la dueña de la casa rural porque no podían dormir", comenta una vecina sobre cómo se desató el conflicto. A raíz de las quejas, el párroco decidió cortarlas de 23:00 horas a 08:00 horas. Una decisión poco consensuada que ha caldeado los ánimos entre los habitantes. "Si no que se vayan a un hotel en Santander", añade un vecino.
Aviso a navegantes con carteles. Algunos turistas incluso están de parte de ellos. "Es el turismo rural y es lo que toca", comenta un hombre. Así, 20 días después, parece que se interpone la presión vecinal. Los vecinos piden que no se vuelva a poner en entredicho una de las señas de identidad del municipio.