Días después de salir del coma, Silvia Idalia Serrano, la joven de 34 años, que permaneció durante meses en coma inducido en la UCI de La Paz tras someterse a varias intervenciones de estética en abril, ha muerto en la madrugada de ese domingo.
Silvia, de Palma de Mallorca, viajó hasta Madrid para someterse el 29 de abril a una tripe intervención en una misma operación realizada en uno de los centros de la clínica CEME. Solo quería reducirse el pecho, pero “claro, salió con una propuesta de la clínica que no, quitamos grasita de abdomen, de flancos y, además, te la transferimos a glúteos”, relató a Informativos Telecinco su pareja Daniel Poyato.
Al día siguiente, se la dio el alta a pesar de los fuertes dolores que sufría y que, según la clínica, eran normales. "La respuesta fue ‘no te preocupes’", indicaba Poyato.
Pero la tercera visita, esta vez a las urgencias del centro, termina con una llamada al SAMUR, que la traslada de inmediato al Hospital de La Paz con una infección grave que derivó en su coma inducido por meses, del que despertó hace unas semanas cuando apreció una leve mejoría de su situación.
La familia de la chica ha llevado el caso a los tribunales por un delito de lesiones por imprudencia grave. El caso lo está llevando el Juzgado de Instrucción número 46 de Madrid, que investiga tanto al cirujano que acometió la operación como a otro facultativo por un presunto delito de lesiones imprudente.
En declaraciones a Efe, la letrada que representa a la familia de Silvia, Mar de La Loma, tras manifestar que se une a la "consternación y la pena" de su novio Daniel y de sus familiares ante su fallecimiento, ha considerado que ahora "más que nunca debe llevarse a cabo una investigación rigurosa con las practicas de la clínica CEME".
"No tanto lo ocurrido en el quirófano sino los posoperatorios que se llevan a cabo", ha precisado, al destacar que hay otras víctimas, además de Silvia.
"Consideramos que son demasiadas coincidencias con consecuencias fatales. Tiene que haber una investigación y tienen que pagar por ello", ha apuntado.
Desde la clínica, por su parte, mantienen que la operación se llevó a cabo sin complicaciones y sostienen que todo salió correcto, desconociendo el motivo por el que la fallecida se infectó de una batería que le produjo graves secuelas. En declaraciones a EFE, han lamentado el fallecimiento de Silvia, y respecto al procedimiento judicial abierto recuerdan el último informe de parte que trasladaron al juzgado para que se tenga en cuenta.
Cabe recordar que el informe de parte concluye que "no se deduce infracción de la lex artis médica en los profesionales sanitarios que atendieron a la paciente hasta su traslado al Hospital La Paz".
Detalla que la paciente sufrió una complicación infecciosa denominada fascitis necrotizante que es "excepcional" tras los procedimientos de cirugía plástica, y cuyas bacterias "no son de adquisición hospitalaria ni transmitidas a partir de personal o el entorno sanitario, sino procedentes de la microbiota (flora) de la paciente".
Destaca que la fascitis necrotizante "puede ser difícil de establecer en las primeras horas o días de su presentación", y subraya que tras la operación la paciente fue atendida por personal de CEME en un hospital, "realizándose exploración de las heridas, tomas de constantes y exploraciones analíticas".
Cuando se detectaron "signos generales de afectación general (sistémica) se procedió a su traslado a un centro de mayor complejidad", lo que ocurrió el 6 de mayo, una semana después de la operación.