No hay nada como un refresco bien frío para combatir los efectos del calor en un día de verano. Desafortunadamente, las altas temperaturas no discriminan ni respetan la temperatura óptima de los productos que vamos a consumir: el calor nos afecta a todos y a todo por igual, y puede terminar con ese efecto refrescante que tantas horas ha costado lograr en cuestión de minutos.
Es muy frecuente, además, que se nos antoje una bebida estando al aire libre y que no tengamos manera de enfriarla. Que no cunda el pánico: existen pequeños trucos que pueden ayudarte a enfriar cualquier cosa de forma rápida. No será comparable al efecto de un congelador, pero el resultado será bastante aceptable. Toma nota de cómo enfriar una bebida sin meterla en el congelador.
El mejor y más conocido truco para enfriar bebidas rápidamente sin necesidad de congelador consiste en usar hielo, agua y sal. Simplemente, mezcla estos ‘ingredientes’ en un recipiente y añade las latas o botellas (sin pasarte, para que el enfriado sea más rápido). Es el truco más usado en playas, acampadas, campings... Sencillo, barato y muy eficaz. Será mucho mejor si utilizas una nevera portátil o cualquier recipiente que mantenga la temperatura alcanzada durante más tiempo. Y, lógicamente, deberás proteger las bebidas del sol.
Además, hay quien aprovecha el agua fría del mar para enfriar bebidas, aunque el efecto no será tan espectacular ni se alcanzará una temperatura excesivamente baja. Para hacerlo, introduce las latas o botellas en una bolsa o similar (asegúrate de que tenga fuerza suficiente) y busca alguna forma de anclarla para que no se la lleve la corriente (por ejemplo, atarla a una superficie estable, como una roca). También puedes buscar algún rincón protegido de las corrientes marinas para hacerlo. Sobre todo, no dejes residuos en la playa.
Si lo que quieres es acelerar el proceso de enfriado 'estirando' el efecto de tu congelador, también existen trucos para lograrlo. Es el caso del truco del papel mojado: moja papel de cocina o similar con agua, envuelve el envase de la bebida e introdúcelo en el congelador. Tus latas o botellas se enfriarán más rápido de este modo. Si, además, añades sal al papel mojado, el proceso se acelerará.
A veces basta simplemente con usar el congelador a tiempo. Introducir tus bebidas durante un rato te permitirá enfriarlas mucho más rápidamente que en el frigorífico, aunque tendrás que tener cuidado y controlar el tiempo para evitar que botellines o similares puedan estallar. Este método funciona más rápido con botellines que con latas.
Si lo que necesitas es enfriar una botella de vino (por ejemplo, con ocasión de una cata), la situación se complica un poco porque la clave se encuentra en alcanzar la temperatura óptima y no estropear sus propiedades por un mal enfriado. Los expertos aseguran que un espumoso (cava, champán...) debe consumirse a alrededor de 7ºC.
En cuanto a los blancos dulces, la temperatura óptima sube un poco, hasta los 8ºC. Los vinos blancos jóvenes pueden beberse a 10ºC y, si han estado en barrica, mejor tomarlos a 12ºC.
Los tintos se beben a temperaturas más elevadas: el vino tinto joven se consume a alrededor de 9ºC, mientras que los crianza se saborean mejor a 15ºC. Los reserva y gran reserva, mejor a 17ºC. En general, se desaconseja inducir una botella de vino en el congelador, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden afectar a las propiedades del producto. Otro método de enfriado con el que cualquier sumiller se llevaría las manos a la cabeza es añadir hielo al vino: es la forma más rápida y sencilla de destrozarlo. Por último, si quieres mantener el vino frío una vez abierto, lo mejor es usar un recipiente enfriador o una funda enfriadora.
Por último, recuerda que existen materiales que conservan mejor la temperatura. Por ejemplo, el cobre. De ahí que en coctelería se utilicen distintos vasos y copas creados a partir de este metal. El barro también conserva muy bien la temperatura (es un recipiente ideal para una cerveza bien fría), y un truco sobradamente conocido para ayudar a mantener el frío de la bebida es introducir en el congelador el recipiente (por ejemplo, la clásica jarra de cerveza).