La ruta de los pueblos blancos es uno de los imprescindibles si decides visitar Andalucía, aunque lo cierto es que lo tienes difícil para elegir si tu tiempo es limitado. La buena noticia es que, hagas lo que hagas, descubrirás rincones preciosos, una gastronomía deliciosa y una calidez humana difícil de igualar.
Los pueblos blancos son, como su nombre indica, pueblos de color predominantemente blanco, precisamente porque en las casas se utiliza un método de encalado de este tono para refrescar y desinfectar. El resultado es una estampa fresca y agradable, en combinación con calles empedradas y balcones repletos de flores. Si te resulta apetecible, toma nota de los pueblos blancos más bonitos de Cádiz.
En realidad, todos los pueblos blancos son preciosos, pero existen guías, como Lonely Planet, que se atreven a seleccionar algunos de ellos como visita imprescindible si realizas esta ruta. Para que conozcas más en qué consiste esta ruta, los pueblos blancos se encuentran en la comarca de la Sierra, la comarca de Janda y la Serranía de Ronda, repartidos entre Cádiz y Málaga. Su nombre viene del blanco de las fachadas de las casas de los pueblos, que son pintadas con cal desde el siglo XIX para evitar las altas temperaturas. Además, muchos de estos pueblos pertenecen al Parque Nacional de la Sierra de Grazalema, un plus importante en tu visita.
En ellos podrás encontrar castillos con siglos de historia (esta zona vivió parte de los conflictos entre cristianos y musulmanes), casas de tejados rojos y callejones con encanto en los que perderte y olvidarte del tiempo. Toma nota de los pueblos más bonitos de la provincia de Cádiz:
Vejer de la Frontera. Este bonito pueblo se encuentra sobre un bonito risco rocoso al sureste de Cádiz y una de sus características clave, como ocurre con el resto de pueblos de la zona, es su influencia árabe. En el podrás disfrutar de sus puertas de piedra originales y de sus murallas del siglo XV, que abren paso a su casco antiguo y a su castillo árabe del siglo X-XI. No te pierdas la Iglesia del Divino Salvador, que combina arquitectura mudéjar y gótica. Muy cerca tienes Los Caños de Meca, El Palmar y Zahara de los Atunes: merece la pena una visita a estas áreas, tanto por su gastronomía como por sus playas.
Arcos de la Frontera. Es otro de los pueblos más destacados de esta ruta si nos encontramos en Cádiz, y también se sitúa en un risco escarpado, a 75 kilómetros al norte de Vejer. Su historia es gran parte de su atractivo, al pasar de reino taifa gobernado por bereberes a zona cristiana. Esto se deja notar en su arquitectura: destacan su parador, un castillo árabe del sigo XI e iglesias gótico-barrocas como la Basílica Menor de Santa María de la Asunción. Ir de tapeo y pasear por sus calles empedradas es otro imprescindible en tu visita.
Grazalema. Este pueblo se encuentra muy cerca del Parque Natural Sierra de Grazalema, a 50 kilómetros al este de Arcos. Dada su cercanía al Parque Natural, desde este lugar podrás salir de excursión y combinar historia y naturaleza en una sola visita. Por ejemplo, puedes subir hasta la ermita de El Calvario, o llegar hasta la cima de la provincia, El Torreón, que se encuentra a 1648 metros e altura. Eso sí, ten cuidado con las altas temperaturas. Si prefieres un plan más fresco, podrás realizar actividades como kayak, barranquismo, escalada o parapente. Llévate un buen tarro de miel de recuerdo y prueba sus quesos antes de partir hacia el siguiente pueblo. La lana de Grazalema también es muy famosa.
Zahara de la Sierra. Zahara se sitúa alrededor de un risco, a 17 kilómetros al norte de Grazalema, sobre el Puerto de las Palomas, de 1357 metros de altitud. Destaca su iglesia barroca de Santa María de Mesa, que data del siglo XVIII, así como el castillo de Zahara, del siglo XII. Las buganvillas lo llenan todo en este precioso pueblo desde el que comienza una de las mejores rutas de la Sierra de Grazalema: la Garganta Verde.
Olvera. Olvera es otro de los pueblos blancos de Cádiz que no puedes perderte, repleto de olivares y a solo 27 kilómetros al noreste de Zahara. Se dice que fue refugio de bandoleros, y cuenta con un castillo árabe del siglo XII, así como con el Santuario de los Remedios, del siglo XVII. La Casa de la Cilla es otro imprescindible, donde encontrarás en Museo de La Frontera y los Castillos. La Vía Verde de la Sierra sale desde este pueblo: se trata de una ruta por las antiguas vías ferroviarias de la zona, reconvertidas en senderos ciclistas.
Setenil de las Bodegas. El último pueblo de la lista, a solo 14 kilómetros al sureste de Olvera, destaca por sus cuevas, donde los habitantes se escondían para protegerse frente a cualquier ataque, como el asedio de 15 días que tuvieron que forzar los cristianos en 1484 para recuperar el pueblo, tomado por los árabes. Puedes visitar también su castillo del siglo XII y tomar algo en una de sus casas-cueva, ya que algunas se han transformado en bares y restaurantes.