Hace hoy un año y un día que su asesinato conmocionó a todos. El joven Samuel Luiz fallecía al recibir una brutal paliza al salir de un pub de A Coruña. Un asesinato por el que hay hasta siete implicados y que se continúa investigando.
El caso del asesinato de Samuel Luiz sigue a la espera todavía de juicio por cuestiones pendientes en este procedimiento. La justicia estaba a la espera de una autorización de los tribunales estadounidense para el acceso a los mensajes borrados en redes sociales, como Instagram o WhatsApp, por los detenidos.
Estados Unidos ha respondido de forma favorable a la petición. Los datos recibidos han sido ya enviados a la Policía Nacional para su análisis por lo que se está ahora a la espera de su informe.
A su vez, las defensas han logrado que se admita la remisión a este mismo juzgado de lo relativo a la causa de los dos jóvenes que eran menores en el momento de los hechos, los únicos que están ya condenados tras un acuerdo alcanzado entre las partes personadas.
Esta petición la plantearon letrados de la defensa con el fin de conocer las declaraciones aportadas en un procedimiento judicial que se siguió de forma distinta por no tener estos dos jóvenes la mayoría de edad en el momento de los hechos, motivo por el que ingresaron en un centro de menores. Ahora, se encuentran cumpliendo una medida de internamiento en régimen cerrado tras aceptar tres años y medio de condena por asesinato.
A la espera de juicio, se encuentran otras cinco personas, tres en prisión preventiva tras los hechos y a los que se les denegó su puesta en libertad, y otros dos, un hombre y una mujer, en libertad, con obligación de comparecencias en el juzgado. Tanto Fiscalía como acusaciones consideran los hechos como constitutivos de un delito de asesinato. A uno de ellos, por presuntamente quedarse con el móvil de Samuel, el Ministerio Público le atribuye también un delito de robo con violencia.
Los jóvenes fueron detenidos en el marco de una investigación policial que no descartó, durante el desarrollo de la misma, ninguna hipótesis sobre el motivo de lo sucedido, como una agresión homófoba, constatando que hubo insultos de esta índole durante la paliza que le ocasionó la muerte al joven.
Remitiéndose a los resultados de la autopsia, la Policía Nacional sostuvo que que Samuel Luiz "murió por un fallo multiorgánico" como resultado de "muchísimos golpes", sin uso de armas, y desechando que falleciese "por un navajazo".
No obstante, en un vídeo, del que no se concretó la fecha de su grabación y que los investigadores trasladaron al juzgado, se veía a los detenidos con armas. En las imágenes, portaban machetes y bates, según apuntaron en su momento fuentes próximas al caso.
El desencadentante de lo sucedido, de acuerdo con la investigación, pudo haber sido una videollamada de Samuel y una amiga con otra persona y que originó reproches por parte de uno de los detenidos al creer que le grababan y que acabó en una agresión y la muerte del joven. Antes, para tratar de ayudarlo, intervinieron dos hombres, de nacionalidad senegalesa, uno de ellos, resultó agredido al recibir también diversos golpes y patadas.
La muerte de Samuel Luiz provocó una ola de indignación, pero también de muestras de solidaridad, en el propio lugar donde se produjeron los hechos con la colocación de flores y otros recuerdos en su homenaje, así como movilizaciones, promovidas por movimientos LGTBI, y muestras de apoyo por parte de representantes políticos y personajes públicos de distintos ámbitos y en todo el mundo.
Calificado como un delito de "odio" en esas movilizaciones, al respecto las autoridades y los investigadores se han remitido a lo que se decida en el ámbito judicial, sin descartar que existiese esa posibilidad.
Ahora, a la espera de que se fije fecha de juicio, el recuerdo de Samuel Luiz sigue presente. Lo hizo en la manifestación convocada el martes en A Coruña por entidades LGTBI de la ciudad con motivo del Día del Orgullo y también en las jornadas previas al aniversario de muerte en distintos actos.
Mientras, un año después, las entidades LGTBI siguen reclamando leyes que garanticen sus derechos e insisten en el auge de los delitos de odio.