Nuestro litoral se prepara para recibir a los turistas, pero en algunos rincones lo tienen más difícil. No todas las playas están en perfecto estado de revista. Es el caso de La Marina, en Elche (Alicante). El último temporal ha engullido el arenal y el mar llega hasta la puerta de las viviendas. Residentes y hosteleros se han quedado en primerísima línea de costa.
Ninguna guerra de sombrillas está tan justificada como la de playa de La Marina. "Los domingos aquí todos se pelean por tener un trocito", admite un vecino. Poco a poco, el mar se está comiendo esta pedanía ilicitana, dejando prácticamente sin arena algunos tramos.
"Pensamos que había un trocito más de arena", reconoce una mujer, mientras otro veraneante reconoce que "ahora no sé dónde dejar las cosas".
Toca mojarse los pies para llegar hasta la terracita. Después del temporal de abril, sí o sí, tan sólo se puede caminar por el agua. Eso dificulta el paso de los bañistas que, chancla en mano, más o menos se apañan.
Esta situación preocupa, enormemente, a los vecinos. "La verdad es que casi no la reconozco", lamenta una señora. Otra dice que es una pena y recuerda que "había una playa soberbia".
Cada año ven el agua más cerca. "Así nos imaginamos que vamos en barco", ironiza una mujer, mientras uno de los habitantes advierte de que "dentro de diez años no quedarán chalets".
Será lo siguiente que les quede si no llegan a un acuerdo con Costas para regenerar el litoral en 50 años. Y es que necesitan mover ficha antes de que el mar gane la partida.