El verano es la época más esperada para la mayoría de la población. Es el momento perfecto para desconectar de todo un año de trabajo y darse un buen chapuzón en la playa o la piscina.
Aunque con la ola de calor que asfixia a gran parte de España, parece que ya estemos en época estival. Pero no, todavía seguimos en primavera, aunque por poco tiempo.
El solsticio de verano se producirá el 21 de junio, tal como explica el Instituto Geográfico Nacional. Aún más, como apunta el Observatorio Astronómico Nacional, sabemos la hora: el solsticio tendrá lugar a las 11:14 horario peninsular. Desde esta fecha estaremos, ahora sí, podremos decir que ya es oficialmente verano.
El verano de 2022 durará 93 días y 16 horas, siendo como siempre la estación más larga del año. Finaliza el 23 de septiembre, cuando se produzca el equinoccio de otoño en el hemisferio norte.
El solsticio de verano es el resultado de la inclinación del eje norte-sur de la Tierra 23,4 grados hacia el Sol. Es la explicación que dan desde la revista especializada National Geographic, donde dan la clave de este fenómeno: esta inclinación provoca que distintas cantidades de luz solar alcancen diferentes regiones del planeta durante la órbita de la Tierra alrededor del Sol.
Pero hay más, justo este día es cuando la Tierra pasa por el punto de su órbita donde el Sol se encuentra en su máxima declinación norte, llamada 'Ecuador celeste'. A efectos prácticos, es el día en que el Polo Norte se encuentra más inclinado hacia el Sol. ¿Qué provoca? Se vive el día más largo de todo el año y la noche más corta.
Según National Geographic, en el solsticio de verano el hemisferio norte recibe más luz solar que en cualquier otro día del año, pero esto no quiere decir que el primer día de verano sea el más caluroso. La atmósfera y el océano de la Tierra actúan como barrera para el calor absorbiendo los rayos solares. Aunque el planeta absorbe gran cantidad de los rayos solares en el solsticio de verano, se necesitan varias semanas para liberar esa energía. Como resultado, los días más calurosos del verano normalmente coinciden en julio o agosto.
«Si lo comparas con encender un horno, a este le lleva bastante tiempo calentarse», explica Robert Howell, astrónomo de la Universidad de Wyoming. «Y después de apagarlo, tarda un buen rato en enfriarse. Pasa lo mismo con la Tierra».
Cada año escuchamos hablar del solsticio de verano, pero realmente ¿qué significado tiene? Su morfología da muchas pistas: viene del latín 'solstitium', que quiere decir 'sol quieto'. Yendo más allá de su explicación 'lógica', el sol siempre se ha asociado con un símbolo de renacimiento, nuevos ciclos y esperanza. Así, distintas culturas a lo largo de la historia han celebrado el solsticio de verano e, incluso, han diseñado celebraciones y monumentos en torno a este fenómeno astronómico. Por ejemplo, se vinculaba a ritos de cosecha, abundancia y fertilidad.