La tan temida EBAU ya ha terminado para muchos estudiantes del país y Mallorca, de nuevo, se convierte en el destino favorito de los miles de alumnos que han acabado los exámenes de acceso a la Universidad. Comienza su libertad después de horas y horas de estudio. El plan favorito suele ser la fiesta: días enteros de desenfreno, que incluyen conciertos, discotecas y playa en la isla balear, el destino por excelencia de la mayoría.
Aunque muchos, todavía menores de edad, legalmente no pueden tomar alcohol, los botellones y excesos, en algunos casos, se repiten cada noche. Los autobuses les esperan para que la fiesta no pares. Mallorca no duerme. Aunque sean las 12 de la noche, a estos jóvenes les espera muchas horas de diversión. El día empieza o acaba en la playa.
Alrededor de 5.000 preuniversitarios aterrizan a diario en Mallorca. Acaban los exámenes y comienzan el tradicional viaje a Palma de Mallorca. Por 600 euros, más 150 del bono diversión, desplazamiento, comida, hotel y fiesta.
Eso sí, para los menores de 18 años hay restricciones. A las puertas de las discotecas pulseras específicas y controles. En teoría, porque en la práctica, la realidad es distinta. Visita al supermercado, bolsas de plástico, hielo y alcohol, la playa llena de botellones, donde la edad no importa.
Los próximos visitantes a la isla serán los estudiantes de Bachillerato andaluces y catalanes, quienes hoy acaban sus exámanes de acceso a la Universidad.